Crítica de 'Misión imposible: Sentencia mortal - Parte uno': Tom Cruise vuelve a rizar el rizo

Tom Cruise sigue embarcado en su particular cruzada a favor del cine como el mayor espectáculo del mundo. Cuando la mayoría de colegas ya se han rendido ante las plataformas y la televisión, Cruise sigue protagonizando espectaculares 'blockbusters' diseñados para disfrutarse a lo grande frente a una pantalla gigante. Con la séptima entrega de las andanzas de Ethan Hunt ha conseguido la mejor de toda la saga, acción pura y dura en una película que es una sucesión descontrolada de grandes y frenéticas escenas, la del tren pasa a los anales de la saga, que casi no dan respiro pero que no olvida a sus personajes.

Es curioso como desde la llegada del director Christopher McQuarrie, guionista de 'Sospechosos habituales', esta saga ha ido mejorando película a película hasta convertirse en un mini clásico. Lo que han conseguido ambos, y el resto de personas que trabajan en ella, es una película increíblemente entretenida y fulgurante, justo lo que la pide el espectador, es hasta difícil digerir la cantidad de escenas memorables que aparecen en su metraje, siendo el equivalente de acción de 'Aterriza como puedas', donde había un chiste/gag cada minuto o así.

Pero la película logra no marear al espectador con su adrenalítica acción porque tiene un verdadero cariño a sus personajes, a todos, desde el Hunt de Cruise a todos los miembros de su equipo, los habituales Simon Pegg, Rebecca Ferguson o Ving Rhames, a los que aquí se suma una Hayley Atwell que está verdaderamente espléndida.

El guión sigue siendo una excusa, bastante bien elaborada por otra parte como excusa, para las carreras, persecuciones, peleas y demás, pero esta vez viene con mensaje subiminal, Hunt/Cruise lucha contra una inteligencia artificial; y no solo por la viral foto de Tom con sus dobles, cuando él mismo hace la mayoría de sus escenas, creada por una AI; sino porque parece una lucha paralela a la que está llevando Cruise para salvar la industria del cine, contra el exceso de efectos digitales y manipulados, además de su defensa de las salas de cine como algo sagrado, frente a la comodidad de tu casa y de SIRI.

Entre sus muchas virtudes hay que destacar dos escenas absolutamente memorables, la persecución de coches en Roma, y toda la secuencia del tren. Lo de Roma, con un Seiscientos, o un modelo parecido, puede entrar en la lista de películas que mejor partido le han sabido sacar a la ciudad, con calsicazos como 'Vacaciones en Roma' o la mismísima 'La Dolce Vita' pero es que la escena del tren todavía es más espectácular, plano a plano, tiene más tensión y acción que muchas sagas de acción de varias películas enteras.

También tiene sus fallos, el malo, como la mayoría de las veces en esta franquicia, se queda un poco por debajo, en este caso Gabriel, pero, en general, esto es otro triunfo más para Cruise y su empeño en que movamos el culo, salgamos de nuestra casa y nos metamos en una sala a oscura con otros extraños a dejarnos fascinar por el cine como último entretenimiento. 'Misión imposible: Sentencia mortal - Parte uno' prueba que, en eso, sigue sin tener rival.