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Crítica de la película 'Oppenheimer': la obra cumbre de Christopher Nolan

miércoles 19 de julio de 2023, 18:04h

Bien, no me meteré en las botas de Paul Schrader y afirmaré con total seguridad que esta es la película más importante del siglo XXI, por ahora, eso ya se verá con el tiempo. Lo que sí que parece claro es que ésta es la película más importante de su director, la obra culmen de Christopher Nolan, la que todo/as sus 'groupies', perdón por robarle las palabras al escritor de 'Taxi Driver', pensaban que ya había hecho o podía hacer, un enorme paso adelante con respecto a la decepcionante 'Tenet', una película sobre la responsabilidad que tienen las mentes más brillantes al poner en otras manos una tecnología que no solo puede cambiar el mundo, sino destruirlo por completo.

Algo que, por cierto, conecta a la película con la actualidad y el debate que existe en torno a la Inteligencia Artificial, en la que el propio Nolan ha comentado que se encuentran en su 'momento Oppenheimer', lo que da a esta película una carga todavía mayor. Claro que ya por sí sola es una maravilla, rodada de manera espectacular por Nolan a su manera manierista, metiéndonos de lleno en la torturada mente de su protagonista que es el protagonista absoluto de la cinta y nos pone siempre desde su punto de vista, menos en la parte rodada en blanco y negro, que se sale de ese punto de vista subjetivo para contarnos la particular caza de brujas que vivió la cabeza científica del proyecto Manhattan que llevaría a la creación de la primera bomba nuclear y a su utilización contra las ciudades de Hiroshima y Nagasaki que terminarían con la II Guerra Mundial, unas 200.000 víctimas mortales mediante.

Uno de los momentos clave de la película es uno de los hechos verdaderos de la misma, cuando Oppenheimer fue recibido por el presidente Truman y le dijo con lágrimas en los ojos que sentía que tenía las manos manchadas de sangre y el otro le expulsó de la Casa Blanca llamándole "llorón" y diciendo que la responsabilidad del lanzamiento era únicamente suya. Y es que, como decía, la responsabilidad es la clave y ni Oppenheimer, ni Nolan, tienen muy claro que los creadores de la tecnología puedan lavarse las manos del todo de sus creaciones.


Pero más allá de su potente mensaje la película es un verdadero milagro cinematográfico, sus tres horas vuelan como una cuenta atrás sin que haya necesidad de recurrir a disparos, persecuciones o explosiones. Bueno, miento, aquí hay varias explosiones, reales y figuradas, realmente poderosas. Nolan pasa de la estructura de los 'biopics' al uso y entrega una película personal y arriesgada en la que el uso del sonido y de la música es magistral, el ritmo y el montaje son increíbles y las actuaciones (Murphy, Blunt, Damon, Pugh, Safdie...), son muy buenas. Nolan está realmente fascinado por su personaje pero no busca el panegírico sino que nos entrega una composición mucho más compleja, con un personaje brillante pero también egoísta y mujeriego.

Una mente increílemente compleja

El director de 'Origen' es capaz de meternos en una mente increíblemente compleja, tanto en los momentos en los que piensa sus teorías abstractas como cuando sufre complejo de culpa, ya sea por su creación, la increíble escena del discurso después del lanzamiento de la bomba en Hiroshima, como por sus deslices personales, ese momento en su vista 'mccarthyana' en la que se le muestra desnudo y manteniendo sexo con su amante.

Es, también, la película más adulta de su director, la más profunda, a pesar de que los temas sean los de siempre, cosas como la experiencia subjetiva, la distorsión de la memoria, la moralidad humana, la naturaleza del tiempo, la causalidad y la construcción de una identidad personal, temas siempre presentes en su obra pero que aquí son la clave, más allá de los alardes cinematográficos, que los sigue habiendo. 'Oppenheimer' combina como nunca la metafísica de 'Interstellar' con la emoción de 'Dunkerque'.

La historia de este Prometeo humano que nos dio el fuego con el que podíamos autodestruirnos es el trabajo más profundo y personal de Nolan, también la más portentosa actuación de Cillian Murphy, que ha ido mucho más allá del habitual parecido físico o imitación vocal, para crear un personaje creíble y multidimensional, un hombre que pasó a la historia por una cosa a la que se opuso el resto de su vida. Nolan ha lanzado su particular bomba atómica fílmica y ha conseguido una película asombrosa que deja claro que estamos ante un director enorme, una película que radiografía nuestro mundo actual, a través de hechos pasados, y cuyo resultado es que vivimos andando a ciegas al borde de un acantilado.

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