Tras las conversaciones del fin de semana en Suiza, Estados Unidos y China anunciaron ayer el acuerdo alcanzado para recortar los aranceles recíprocos de forma temporal, en un intento de las dos mayores economías del mundo por poner fin a una guerra comercial que ha alterado las perspectivas mundiales y puesto en vilo a los mercados financieros. Estados Unidos reducirá los aranceles adicionales que impuso a las importaciones chinas en abril de este año del 145% al 30%, y los aranceles chinos sobre las importaciones estadounidenses se reducirán del 125% al 10%.
Las nuevas medidas tienen una vigencia de 90 días y comenzarán a aplicarse mañana. En un tono conciliador hacia China, el secretario del Tesoro estadounidense declaraba que "el consenso de ambas delegaciones este fin de semana es que ninguna de las partes quiere una disociación. Y lo que ocurrió con estos aranceles tan elevados...equivalía a un embargo, y ninguna de las partes lo desea. Lo que sí queremos es comercio". Se estima que la disputa arancelaria ha paralizado casi 600.000 millones de dólares en comercio bilateral, perturbando las cadenas de suministro y generando temores de estanflación. El funcionario estadounidense también señaló que el acuerdo no incluía aranceles específicos para cada sector y que Estados Unidos continuaría con el reequilibrio estratégico en áreas como medicamentos, semiconductores y acero, donde había identificado vulnerabilidades en la cadena de suministro.