Los mercados siguen atentos a cualquier declaración de los responsables de política monetaria. La semana pasada, la Reserva Federal redujo los tipos en 25 puntos básicos, una decisión que marca un punto de inflexión, ya que se produce tras nueve meses de mantenerlos sin cambios. Este giro, motivado por las señales de deterioro en el mercado laboral, se enmarca en un entorno cada vez más politizado.
La incorporación de un nuevo gobernador vinculado directamente con el Ejecutivo, así como la presión pública ejercida desde la Casa Blanca para acelerar los recortes, ponen en entredicho la independencia institucional. Esta semana se esperan intervenciones públicas de numerosos miembros del FOMC, incluidos los gobernadores Bowman y Miran, así como los presidentes regionales de San Francisco, Nueva York, Richmond, Atlanta y Chicago. Hoy, el presidente de la Fed será protagonista con un discurso previsto que podría ofrecer nuevas señales sobre la estrategia monetaria, en un momento marcado por la división interna del comité.
En Europa, el fortalecimiento sostenido del euro -con un avance del 13 % frente al dólar en lo que va del año- plantea un desafío distinto, pero igualmente complejo. Aunque refuerza su perfil global, también presiona a la baja la inflación y la competitividad, reabriendo el debate sobre un posible recorte de tipos. El BCE enfrenta este dilema en un contexto de crecientes divisiones políticas dentro de la eurozona, que limitan su capacidad de respuesta ante la falta de avances en la integración fiscal y las reformas institucionales.
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