La economía española avanzó un nuevo paso en la definición de su hoja de ruta al revisar al alza la previsión de crecimiento del PIB, que se sitúa en el 2,9% para 2025, y al aprobar un techo de gasto para 2026 que consolida una orientación fiscal expansiva dentro del marco de disciplina exigido por las reglas comunitarias.
El incremento del límite de gasto, junto con una senda de déficit y deuda descendentes, busca reforzar la credibilidad presupuestaria en un contexto en el que el Ejecutivo proyecta un dinamismo sostenido de la actividad. La actualización del cuadro macro apunta a un consumo privado todavía robusto, a un avance significativo de la inversión apoyado en los programas europeos y a un mercado laboral que seguiría generando empleo con intensidad.
En paralelo, la política monetaria en Estados Unidos refleja una división creciente en torno al ritmo y la conveniencia de nuevos recortes de tipos, en un momento en el que se está reanudando de forma gradual el flujo de datos oficiales tras el cierre administrativo. La recuperación parcial de indicadores como el empleo mañana jueves, permitirá afinar el diagnóstico, aunque persisten lagunas relevantes que dificultan una lectura completa del ciclo. Algunos responsables consideran que la moderación del mercado laboral justifica un ajuste adicional, mientras otros abogan por prudencia ante una inflación aún por encima del objetivo. Esta divergencia se verá condicionada por la información que se publique en antes de la reunión del 10 de diciembre.