Ayer se publicaron los datos de inflación de abril en Estados Unidos, en un contexto dominado por las tensiones comerciales y las señales mixtas sobre la evolución de la economía real. En abril, la inflación general repuntó un 0,2% mensual, tras la caída del 0,1% registrada en marzo. Aunque el dato se situó por debajo del 0,3% esperado, representa un cambio de tendencia.
En términos interanuales, el IPC se situó en el 2,3%, el nivel más bajo desde 2021. La inflación subyacente -que excluye alimentos y energía- también avanzó un 0,2% mensual, por debajo del estimado, pero por encima del dato anterior. En términos interanuales, se mantuvo estable en el 2,8%. El componente de vivienda fue clave en la lectura mensual, con un aumento del 0,3%, mientras que el índice de energía subió un 0,7%, impulsado por los precios del gas natural. Los datos de inflación mostraron un impacto inicial limitado de los nuevos aranceles, aunque se espera que las próximas lecturas del IPC incorporen con mayor claridad su efecto sobre los precios.
La Reserva Federal, que en la reunión del 19 de marzo mantuvo sin cambios el tipo de interés de referencia en el rango del 4,25%-4,50%, ha venido reiterando su enfoque prudente ante la evolución de los datos económicos. Tras la publicación del dato de inflación, la rentabilidad del bono del Tesoro a 10 años subió dos puntos básicos, hasta el 4,477%, mientras que el bono a dos años retrocedió ligeramente, hasta el 3,994%, reflejando la percepción de que la Fed se tomará su tiempo antes de reanudar el ciclo de flexibilización.
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