Hace apenas dos meses y medio, la mayoría de los miembros de la FED no veían un recorte de los tipos de interés en su reunión del 17 y 18 de septiembre.
A finales del mes pasado, cuando el presidente de la Reserva Federal dijo que era hora de comenzar a reducir los tipos de interés, casi todos los responsables de fijar la política monetaria se mostraron a favor.
En gran medida, esto se debió a que una amplia gama de datos se movió en una dirección, lo que impulsó a las autoridades de la Fed a reevaluar los riesgos para sus perspectivas, incluyendo si su principal preocupación debería ser la inflación persistente, la debilidad del mercado laboral, un deterioro en las condiciones financieras de las empresas o los hogares, un posible error de política o alguna combinación de esos factores.
Sin embargo, al menos un par de miembros parecen seguir indecisos, y su apoyo a una flexibilización dependerá en gran medida de los nuevos datos económicos.
Las autoridades de la Reserva Federal no han dado por concluida la batalla contra la inflación que hace dos años se situó en máximos de 40 años, pero sí creen que las presiones sobre los precios, después de ganar fuerza a principios de 2024, ahora se están enfriando, y que la inflación mensual se está desacelerando en los últimos tres meses a una tasa anualizada por debajo del objetivo del 2% de la Fed.
Los datos que se publiquen hasta la reunión, entre ellos los de empleo mañana, determinarán la cuantía del recorte, y aunque en los mercados se considera que la decisión más probable será la de bajar los tipos 25pb, la probabilidad de 50pb de bajada está aumentando.