Los mercados han reaccionado con un moderado optimismo ante las señales de distensión en la escalada arancelaria entre Estados Unidos y China, y la percepción de una mayor estabilidad institucional entre la Casa Blanca y la Reserva Federal. Desde la administración estadounidense se ha insinuado una posible reducción escalonada de los aranceles aplicados a China, que podrían pasar del 145% actual a un rango de entre 50% y 65%.
Esta postura apunta a un enfoque orientado a reducir las tensiones comerciales y mitigar sus efectos sobre la inflación global y la actividad económica. En paralelo, la afirmación del presidente estadounidense de mantener al actual titular de la Reserva Federal ha contribuido a reforzar la credibilidad del banco central y su independencia operativa, y supone un respaldo implícito que reduce la incertidumbre institucional. Esta menor tensión se ha reflejado en los mercados financieros. En los de renta fija, la rentabilidad del bono del Tesoro estadounidense a 10 años retrocedió ocho puntos básicos, hasta el 4,32 %. No obstante, persiste cierta cautela en los mercados respecto de la evolución de los acontecimientos en el corto plazo.
Por otra parte, el PMI compuesto de EE.UU. cayó a su nivel más bajo en 16 meses, señalando una ralentización, especialmente en el sector servicios. En Europa, los datos también apuntan a un estancamiento: el PMI compuesto de abril descendió a 50,1 puntos, con el sector servicios en contracción, mientras que la industria manufacturera logró mantener una leve expansión en la producción.