Las decisiones recientes de política monetaria adoptadas por los bancos centrales de Reino Unido, Noruega y Suiza reflejan una creciente sensibilidad a un entorno económico global marcado por incertidumbre, inflación contenida y divergencias en los ciclos de normalización monetaria. Estas reuniones se producen después de que la FED mantuviese sus tipos de interés en el rango de 4.25%-4.50%, reiterando su expectativa de al menos dos recortes este año, aunque sin un calendario definido.
El Banco de Inglaterra optó por mantener su tipo de referencia en 4,25%, decisión que, si bien estuvo en línea con las expectativas, mostró una división interna significativa ya que tres de sus nueve miembros votaron a favor de una rebaja de 25 pb. La entidad británica expresó preocupación por la debilidad del mercado laboral, con un desempleo en aumento y menor crecimiento salarial, así como por el repunte en los precios energéticos. Estas señales refuerzan la probabilidad de un recorte en su reunión de agosto.
En Noruega, el Norges Bank sorprendió con una rebaja de 25 puntos básicos, hasta el 4,25%. La autoridad monetaria justificó la decisión por una moderación en la inflación y un contexto económico más incierto, abriendo la puerta a nuevas reducciones a lo largo del año. Por último, el Banco Nacional Suizo recortó el tipo al 0% en su sexta rebaja consecutiva. Con una inflación que ha caído a niveles negativos por primera vez en cuatro años y un franco suizo fortalecido, la entidad intenta evitar una apreciación excesiva que afecte la competitividad. No obstante, reconoció los riesgos asociados a un eventual retorno a tipos negativos.