Más sustos, y van 3. Ahora un grupo de 11 entidades financieras en los Estados Unidos ha tenido que salvar a First Republic Bank, un banco de crédito de tamaño mediano de San Francisco que se encontraba en una delicada situación después de la quiebra de Silicon Valley Bank y Signature Bank. Ambos, esta misma semana.
El Departamento del Tesoro, la Reserva Federal, la Corporación Federal de Seguros de Depósitos y la Oficina del Interventor de la Moneda han emitido un comunicado conjunto, aplaudiendo la muestra de apoyo por parte del grupo de grandes bancos y destacando la fortaleza del sistema bancario.
Pero aunque esta especie de rescate ha sido aplaudido, la realidad es que el fantasma de una posibe nueva crisis financiera global es cada vez más fuerte en Europa y Estados Unidos. En el viejo continente el susto vino con la caída bursátil del Credit Suisse, al final 'rescatado' por el Banco Nacional Suizo. A nadie se le olvida cómo comenzó todo en 2008, con el colapso de Lehman Brothers y una enorme crisis financiera global.
Salvar al soldado 'First Republic Bank'
Recientemente, varios medios especializados han adelantado que entidades como JPMorgan y Bank of America, los 2 bancos más grandes del país, aportarán 5.000 millones de dólares cada uno. Según 'The Wall Street Journal', Citigroup aportaría la misma cantidad, mientras que Goldman Sachs y Morgan Stanley es probable que aporten 2.500 millones de dólares cada uno.
El jueves, la atención se centró en Estados Unidos, donde los bancos se han esforzado por respaldar a First Republic, una entidad de préstamos de alcance sólo regional, cuyas acciones se han desplomado un 70% en las últimas 9 sesiones bursátiles. Las agencias de calificación habían hundido su nota.
Ahora, tras el anuncio del rescate, las acciones de First Republic han subido un 11,42% en comparación con la caída del 30% que experimentaron en la apertura del mercado.
El movimiento evita que First Republic siga el camino de Silicon Valley Bank y Signature Bank, entidades cerradas por las autoridades los días 10 y 12 de este mes, respectivamente, lo que desató una corriente de pánico que luego se trasladó a Europa.
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, asegura que el sector financiero estadounidense es sólido y que los ciudadanos pueden confiar en que sus depósitos están asegurados. También se comprometió a evaluar las condiciones que han dado pie a la quiebra de ambos bancos, y especialmente la supervisión de las entidades reguladoras, que no fueron capaces de prever la debacle.
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