En pocos años, el “ponme un vaso de plástico” ha pasado de ser un gesto rutinario en la barra a convertirse en un quebradero de cabeza para bares y cafeterías. La combinación de nuevas normas ambientales, impuestos específicos y cambios en los hábitos de consumo está obligando a revisar de arriba abajo el capítulo de envases.
Lo que a primera vista parece una imposición regulatoria se está convirtiendo, para muchos negocios, en una oportunidad para ahorrar costes y ganar clientes a través de envases más sostenibles y mejor diseñados.
Un entorno regulatorio que ya no permite mirar hacia otro lado
El punto de partida es legal. Con la Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados, España transpone a su ordenamiento la directiva europea que persigue reducir el impacto de los plásticos de un solo uso. Entre otras medidas, fija objetivos de reducción en el consumo de vasos y recipientes de plástico y fomenta de forma explícita la reutilización y el uso de materiales alternativos.
Antes de 2026 debe reducirse en un 50 % la comercialización de determinados productos de plástico de un solo uso, entre ellos los vasos para bebidas, y la meta sube aún más de cara a 2030. Para cualquier bar o cafetería que trabaja con servicio para llevar, terraza y eventos, este calendario ya está encima de la mesa.
A la vez, desde 2023 está en vigor el impuesto especial sobre envases de plástico no reutilizables, que grava con 0,45 euros por kilogramo el plástico no reciclado utilizado en estos envases. Aunque el sujeto pasivo suele ser el fabricante o importador, el coste termina trasladándose a la cadena y afecta directamente al precio final de muchos consumibles que llegan a los negocios de hostelería.
Por encima de esta legislación, el nuevo Reglamento europeo de envases (PPWR) introduce restricciones adicionales, como la eliminación progresiva de los envases monodosis típicos del sector hostelero a partir de 2026. Es decir, el volumen total de envases de usar y tirar en bares y cafeterías tiene los días contados.
Más envases en circulación y nueva ley contra el desperdicio alimentario
La presión normativa no se limita al plástico. La reciente ley española contra el desperdicio alimentario obliga a bares y restaurantes a facilitar envases para que los clientes puedan llevarse las sobras a casa, y pide expresamente que sean reutilizables o reciclables. El servicio debe ser gratuito para el cliente, pero los establecimientos deben asumir el coste de estos recipientes, que además, si son de plástico, tienen que cobrarse en ticket de forma diferenciada según la Ley de residuos.
Al mismo tiempo, el auge del delivery y el take away ha multiplicado la cantidad de envases que maneja un negocio medio de hostelería. Cajas, tarrinas, bolsitas y vasos acompañan hoy a una parte importante de la facturación mensual, especialmente en zonas urbanas y en locales centrados en comida para llevar.
El resultado es claro: cualquier cambio en el precio, la fiscalidad o la composición de esos envases tiene un impacto directo en la cuenta de resultados.
Qué es realmente un “envase sostenible” para un bar
Con este escenario, hablar de “envase sostenible” ya no sirve solo como etiqueta de marketing. En la práctica, para un bar o una cafetería, la sostenibilidad de un envase se mide en tres planos.
1. Material y huella ambiental
Los materiales más presentes hoy en la conversación son:
- Cartón y papel, que ya se han consolidado como los preferidos en buena parte de la hostelería para envases desechables como vasos, bolsas o cajas de comida.
- Fibras vegetales como la caña de azúcar o el bambú, habituales en bandejas y recipientes para platos preparados.
- Plásticos compostables o biodegradables, todavía con retos de recogida y tratamiento específicos.
La clave no es solo que el envase se pueda reciclar en teoría, sino que encaje con los sistemas reales de recogida y tratamiento de residuos de la zona.
2. Operativa y costes
Un envase sostenible también debe funcionar bien en el día a día:
- Resistir temperaturas calientes y frías sin deformarse.
- Apilarse y almacenarse sin ocupar más espacio del necesario.
- No incrementar en exceso los tiempos de preparación ni el número de referencias en almacén.
3. Experiencia de cliente e imagen del local
Por último, el envase es ya una extensión de la marca del bar. El material, el diseño y la presencia o ausencia de plástico influyen en cómo el cliente percibe la calidad del servicio y el compromiso ambiental del negocio.
En un contexto donde el público está cada vez más atento a lo que sucede con los residuos, un vaso o una caja de comida pueden sumar puntos reputacionales o restarlos.
Del plástico al cartón: dónde se esconden los euros
El cambio de plásticos de un solo uso a soluciones basadas en fibra o materiales alternativos se percibe a menudo como una subida de costes. Sin embargo, cuando se analiza la foto completa, el impacto puede ser diferente.
En el caso de las bebidas para llevar, muchos negocios están sustituyendo vasos plásticos por vasos de cartón desechables compatibles con tapas de distintos materiales. La mejora de los diseños y de los recubrimientos interiores permite trabajar con gramajes ajustados y reducir roturas o fugas, lo que disminuye mermas.
Además, proveedores especializados en este tipo de envases se han multiplicado en los últimos años. Plataformas como Covr, que opera íntegramente online, se posicionan como uno de los proveedores más baratos del mercado en el segmento de vasos de cartón para hostelería, con catálogos adaptados a cafeterías, bares y empresas de catering que no quieren asumir grandes stocks pero sí reducir su exposición al plástico.
Cuando se suma el efecto del impuesto al plástico, las declaraciones obligatorias de envases y los posibles recargos asociados, es habitual que la diferencia entre seguir con el plástico de siempre y dar el salto al cartón no sea tan grande como parecía en un primer momento. En algunos casos, especialmente en locales con alto volumen de bebida para llevar, el cambio incluso ayuda a contener costes.
Cómo elegir envases sostenibles sin perder margen
La teoría es clara, pero la decisión final se toma en la barra, delante del listado de referencias que hay que pedir al proveedor. Algunos criterios prácticos pueden ayudar a tomar decisiones con números y no solo con intuición.
1. Mirar la normativa a tres o cinco años vista
No basta con cumplir lo que ya está en vigor. El calendario europeo y español apunta a una reducción continuada de los plásticos de un solo uso y a requisitos más duros en reciclabilidad y reutilización.
Invertir hoy en un tipo de envase con poco recorrido regulatorio puede obligar a un nuevo cambio acelerado en poco tiempo, con el coste que eso supone en logística y compras.
2. Calcular el coste total, no solo el precio por unidad
En la comparativa conviene sumar:
- Precio por unidad del envase.
- Plástico no reciclado que incorpora, y por tanto exposición al impuesto
- Coste de gestión de residuos, tanto en tiempo del personal como en tasas municipales.
- Porcentaje de mermas por rotura, fugas o mala imagen ante el cliente.
El cambio a materiales como el cartón o las fibras vegetales suele reducir la exposición al impuesto y mejora la percepción del cliente, algo que no siempre se ve en la primera hoja de cálculo pero que repercute en la fidelización.
3. Priorizar formatos estándar y polivalentes
Otra palanca de ahorro está en reducir la complejidad del almacén. Apostar por formatos que sirven para varias referencias de producto y que se combinan bien con diferentes tapas simplifica la gestión y permite negociar mejores precios por volumen con el proveedor.
4. Aprovechar el envase como soporte de marca
Los envases personalizables permiten utilizar el vaso o la caja como espacio de comunicación. Mensajes sobre sostenibilidad, códigos QR a cartas digitales o programas de fidelización, e incluso información sobre el origen del producto pueden reforzar la propuesta del local sin necesidad de grandes inversiones adicionales.
Si el envase ya se paga, exprimir su valor como soporte de marca mejora el retorno de cada unidad.
5. Elegir bien al proveedor
Por último, no todos los proveedores trabajan igual el capítulo de envases sostenibles. Algunos se han especializado en este nicho y ofrecen:
- Catálogos centrados en materiales como cartón, papel o fibras vegetales.
- Información clara sobre reciclabilidad y normativas aplicables.
- Tiradas flexibles y precios competitivos para negocios pequeños y medianos.
En el caso concreto de los vasos para bebidas, proveedores online como Covr facilitan el acceso a gamas amplias de vasos de cartón, con diferentes capacidades y acabados, y con un posicionamiento de precio bajo que puede marcar la diferencia en locales con alto consumo de este tipo de envase.
Obligatoriedad sí, pero también oportunidad
La sostenibilidad de los envases ha llegado a la hostelería por la vía de la obligación legal, sin embargo, cada vez más bares y cafeterías están utilizando este cambio como palanca para revisar procesos, optimizar compras y reforzar su imagen de marca.
Quien se adelanta al calendario regulatorio no solo reduce su exposición a sanciones o cambios bruscos de coste, también se coloca mejor frente a un cliente que valora que su café, su refresco o su comida para llevar generen menos residuos y menos plástico.
Con los impuestos y las nuevas leyes ya en marcha, la cuestión para la hostelería no es si cambiar de envases, sino cómo hacerlo de forma ordenada, con una visión de costes a medio plazo y eligiendo socios que ayuden a que la transición sea sostenible en lo ambiental y en lo económico.
Preguntas frecuentes sobre envases sostenibles en bares y cafeterías
¿El impuesto al plástico lo paga el bar directamente?
El impuesto recae sobre fabricantes, importadores y adquirentes intracomunitarios de envases de plástico no reutilizables, pero en la práctica su coste se incorpora al precio de venta. Eso significa que muchos productos plásticos de un solo uso llegan al bar con un coste añadido que no existía antes de 2023.
¿Qué envases están más penalizados por la normativa actual?
Principalmente vasos y recipientes de plástico de un solo uso para alimentos y bebidas, monodosis y otros formatos que generan grandes volúmenes de residuos. La ley fija objetivos de reducción específicos para algunos de estos productos y anima a sustituirlos por opciones reutilizables o basadas en otros materiales.
¿Cambiar a cartón siempre encarece la factura de envases?
Depende del punto de partida. El precio por unidad puede ser algo superior en algunos formatos, pero al sumar el coste del impuesto al plástico, la gestión de residuos y la reducción de mermas, muchos locales comprueban que la diferencia se estrecha o incluso se invierte a favor de soluciones como el cartón o las fibras vegetales.
¿Qué puedo hacer si mi bar es pequeño y no puedo hacer grandes pedidos?
Existen proveedores especializados que trabajan con tiradas ajustadas y venta online, pensados para pequeños bares, cafeterías de barrio y negocios de comida para llevar. Permiten probar nuevos formatos sin comprometerse a grandes cantidades, lo que facilita la transición hacia envases más sostenibles.
¿La clientela realmente valora que se reduzca el plástico en los envases?
Las encuestas al sector muestran que una parte creciente de los consumidores presta atención al material de los envases y lo vincula con la responsabilidad ambiental del establecimiento. En un mercado muy competido, ofrecer alternativas con menos plástico puede ayudar a diferenciarse y fidelizar sin necesidad de grandes campañas de comunicación.