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Livianas Provincianas (actrices, dramaturgas y directoras de escena): "Estamos en el momento justo para que el cabaret resurja nuevamente con fuerza"

jueves 24 de abril de 2025, 13:10h
Livianas Provincianas
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Livianas Provincianas (Foto: Luz Soria)
Parece mentira, pero son ellas, Irene Doher y Paloma García-Consuegra o, lo que es lo mismo, Livianas Provincianas, las más, las auténticas cupletistas y vedettes del siglo XXI llegadas del pueblo a la metrópoli madrileña, las procaces, las livianamente subversivas Paloma e Irene -o Irene y Paloma, que tanto monta...-, que hace ya la friolera de diez años se lanzaron al mundo del cuplé rebautizadas como La Berta y La Reme, modistas de día y cupleteras de tarde y noche, con el noble oficio de levantar la admiración de su público, de romper los corazones de los más desprevenidos y animar al mundo mundial a pensar que “vivir la vida en serio es una tontería”, y que más vale mirar al futuro con una sonrisa porque, al final, es eso lo que se habrán llevado.

De falta de constancia, desde luego, no se les puede acusar a estas dos mujeres que provienen de La Rioja y de Castilla-La Mancha respectivamente, y que un buen día se cruzaron en la Universidad madrileña Carlos III, luego también y casi al mismo tiempo saltaron a la RESAD y hoy van cogidas de la mano como Livianas Provincianas y uno lo mismo puede encontrárselas en un teatro que en una sala de fiestas o en la tercera hora de cada jueves en Las mañanas de RNE con Mamen Asencio.

En la carta de presentación de su página web livianasprovincianas.com, confiesan que “se encontraron por casualidad con el repertorio olvidado de los cuplés y, desde entonces no han parado de investigar sobre este género castizo, pero universal, pícaro, pero inocente, popular, pero también denostado”. Y con cierta falsa coquetería declaran a esos cuplés como “canciones en vías de extinción”. Quizás fuese así si unas Livianas Provincianas no hubieran surgido para impedirlo. Yo les he propuesto que llamen a su quehacer algo así como “agrocabaret”, lo que ha movido a ambas a la chanza, a la chufla y a la sonrisa, pero, abandonadas por su natural inteligencia y proverbial prudencia, no me han dicho ni sí ni no, sino todo lo contrario, aunque para ser justos también hay que decir que esta es una interpretación libre a la primera y espontánea reacción de Paloma: “¿Agrocabaret...? ¡Me meo...!”.

Por ahora, y antes de entrar en harina, dejemos aquí constancia de sus tres meritorios, descarados, esforzados, livianos y graciosísimos trabajos que, como diría el clásico presentador de esas sesiones de cafés cantantes donde el cuplé reinaba por méritos propios, “nadie debiera perderse”. Son, a saber, Es mi hombre que el que suscribe resumió con una de las propuestas del espectáculo, "mejor un churro que un croissant"; La fruta más sabrosa, que bauticé como "Chou erótico rural muy fino", y, por último, Mírame, también resumido con esta frase, “España pide carne y nosotras se la damos".

En su primer montaje (Es mi hombre), la dramaturgia era de Sergio Adillo y las dos Livianas firmaban la dirección de escena. En el segundo (La fruta más sabrosa), compartían dirección y dramaturgia Paloma García-Consuegra, Irene Doher y Sergio Adillo y, por último, en la tercera pieza (Mírame) eran ya las dos Livianas quienes se hacían cargo exclusivo de dramaturgia y dirección. Y, eso sí, siempre son ellas quienes dan la cara ante el público como actrices, cupletistas y auténticas vedettes. Y con ellas, la base de su equipo habitual lo componen Pepe Alacid como músico y director musical, Sergio Adillo como asesor de dramaturgia, Mayte Barrera como directora de producción, Amanda H C en comunicación y prensa. Y nuevas incorporaciones al equipo como Elena Santos en el diseño de iluminación, Adrián de la Fuente en el sonido y Alberto Peceta en la plástica escénica. Así es que, resumiendo, por el momento Livianas se han movido entre los churros, los croissants, los chous-erotico-rurales (insisto en lo de “agrocabaret”), y esa generosidad a la hora de descubrir esas carnes mortales con que la naturaleza las ha dotado. ¿Dónde llevará el incierto devenir de la vida y el espectáculo a La Berta y a La Reme? Vamos a intentar descubrirlo desde ya mismo.

Sin prisa, pero sin pausa

(Foto: Luz Soria)2005 y la Universidad madrileña Carlos III fue el momento y el lugar donde las vidas de Irene y Paloma se cruzaron por vez primera. Ambas llevaban ya el veneno del teatro en vena y, modestas, no quieren atribuirse en exclusiva el renacimiento del cuplé: “Por supuesto no hemos sido sólo nosotras sino también artistas como La Bernalina, De la Puríssima (el alter ego de Julia de Castro), Rodrigo Cuevas y algunos otros nombres más... Desde luego -comenta Irene entre risas de las dos-, el cuplé no lo hemos inventado nosotras...”, a lo que Paloma puntualiza que “únicas no sé si somos, pero sí, desde luego, honestas. Hay mucha honestidad en lo que hacemos y no intentamos reproducir esquemas que hayan hecho antes otras artistas, sino rescatar el viejo género del cuplé y darle siempre nuestro punto de vista, porque somos personas inimitables” (más risas, incluso carcajadas para mostrar cuanto antes, que de todo lo demás se ríen, pero mucho antes de sí mismas).

Irene Doher apostilla que ambas coincidieron en el Grupo de Teatro de la universidad madrileña que entonces dirigía Domingo Ortega, por un lado, y Jesús Barranco quién, por otro lado, dirigía el Taller de Teatro 2. “Y, como las dos estábamos allí cursando una carrera sólo como excusa para poder hacer teatro, nos metimos en los dos. Allí hicimos con Jesús Barranco un cabaret y a él le debemos haber comenzado a conocer un primer y extenso repertorio de cuplés. El cabaret tenía un título muy chulo, Velatorio varietés por Rosa de los labios tristes, y cada uno de nosotros tenía un cuplé...”. “¡Menos yo! quién me iba a decir que al final iba a terminar siendo cupletista -la interrumpe Paloma entre nuevas risas-. Yo cantaba una canción de Queen”.

El caso es que en ese espectáculo Paloma e Irene fueron acumulando conocimiento sobre el cuplé y sus intérpretes y “luego recuperamos personajes de ese cabaret -añade Irene-, y más repertorio en otra que montó Domingo Ortega, una versión sobre La villana de Getafe, de Lope de Vega, en la que éramos una compañía de variedades que naufragaba en Manila y mezclábamos el texto clásico con cuplés y otras canciones frívolas. En esta obra Paloma y yo hacíamos de madre e hija, y antes de cada función nos tirábamos unos 40 minutos improvisando, e hicimos muchos bolos de esa obra. En conclusión, echamos un montón de horas improvisando con esos roles de payaso tonto, payaso listo. Creo que nuestro dúo cómico surgió en ese momento. Para entonces Paloma y yo nos sabíamos ya muchos cuplés. Después de la Carlos III ingresamos en la RESAD (una en 2010 y la otra un año después), y, un día, unos compañeros quisieron montar allí una verbena ambientada en la República y supieron que cantábamos cuplés de la época, así es que nos buscaron un pianista, Miguel Tubía, y nosotras cantamos, así es que entre los tres montamos allí una fiesta chulísima”.

Antecedentes (confesables e inconfesables)

(Foto: Esmeralda Martín)Como los tiempos adelantan que es una barbaridad, Livianas no han llegado al cuplé por necesidad -como solía suceder a principios del siglo pasado-, sino por pura vocación, por un flechazo entre las artistas y el género en donde la libertad, la picardía, el ingenio y el humor van siempre de la mano. Pero, suponemos, aquí como en toda organización que se precie habrá una clara división del trabajo: una será la jefa y otra la empleada, digo yo...: “En Livianas nos hemos dividido responsabilidades. Hay partes en las que una toma más decisiones; otras veces es la otra”. Quién habla es La Berta, y La Reme añade: “cada una de nosotras tiene unas habilidades enfocadas a un sitio o al otro, pero nos conocemos ya muy bien y nos fiamos absolutamente la una de la otra. Solemos decir que no siempre estamos de acuerdo en todo, pero hay una cosa muy buena en la que solemos coincidir: en lo que no nos gusta (ríen al alimón...). En las demás pequeñas cosas, a veces cede una, a veces la otra”.

No sé si la riojana (Irene), o la castellano-manchega (Paloma), tienen o no antecedentes artísticos en sus respectivas familias, así es que se lo preguntamos directamente. Ríen a mandíbula batiente antes de contestar y, cuando por fin se deciden, nos dicen que “nosotras no tenemos antecedentes penales, La Berta y La Reme puede que sí”. “Tenemos una chirigota de presentación de Livianas Provincianas, que nos escribió nuestro amigo Pedro Granero, y que es el germen de nuestra unión, la canción con la que abrimos Es mi hombre, y que decía así -cantan, y las gentes de las mesas contiguas no salen de su asombro por lo que oyen...-:Ya estamos aquí Paloma e Irene y aunque dije sexo puedes parar de tocarte el... Paparapapá, paparapapá...’. Nos gustaba esa estrofa, pero dijimos... vale vamos a ser cupletistas, pero no con nuestros nombres reales sino con unos alter ego” “Yo tenía claro que quería llamarme Berta y de ahí dedujimos que el alter ego de Paloma tenía que rimar con ‘pene’ para poder mantener la rima de la chirigota”.

Irene recuerda que Berta fue un personaje que hizo en primero de la RESAD, el que marcó que, a partir de ahí, sus compañeros se refiriesen a ella con ese nombre durante los cuatro años siguientes. “Y, además, cuando yo aún estaba en el vientre de mi madre, mis padres no sabían si ponerme de nombre Berta o Irene. Irene significa paz y Berta, guerra. Al final me llamo de las dos formas...”.

En el caso de Paloma, cuya madre es de Almagro, y que ha hecho teatro aficionado durante toda la vida, y su padre otro tanto, pero como regidor. “En consecuencia, yo también he hecho teatro desde pequeña. Mi abuelo Paco, el padre de mi madre, que era contable, también escribía poesía y declamaba sus poemas en ocasiones especiales, como las fiestas del pueblo, o en el hogar del jubilado. Mi madre dice siempre que ha sido una pena que el abuelo Paco no haya podido verme actuar sobre un escenario porque se hubiera emocionado del orgullo... Pero bueno, yo tengo dos motivos para explicar mi alter ego, el de La Reme. Por un lado, la versión oficial es que es un homenaje a mi tía abuela del mismo nombre, a la que adoro, y que es verdad que se llamaba Reme. Una mujer muy echá palante, una mujer de posguerra, una mujer coraje a la que le debo mucho de lo que soy. Y, por otro lado, la versión extraoficial es que Reme rima con pene, aunque solo sea en asonante”. Irene certifica que “las dos versiones son verdad”.

Atacamos ya la línea de flotación de Livianas para comprobar su grado de cintura: ¿Se puede ser moderno y progre basándose en espectáculos de revista y cabaret españoles que tienen su base a finales del XIX y principios del XX?: “Sí. Totalmente -responde Paloma-. Ahora creemos que estamos ya de vuelta de cosas, y te aseguro que hay temas en los que hace un siglo la gente era mucho más moderna de lo que somos ahora”. Complementa la respuesta Irene aportando una nueva mirada sobre el asunto: “tenemos ahora un contexto histórico bastante similar al que se vivió a principios del siglo XX. La sociedad de hoy se polariza más cada día, el caos económico es constante y podemos desembocar en otro caos como el del 29... Es decir, que estamos en el momento justo para que de nuevo el cabaret resurja con fuerza. Porque el cabaret es hacer arte de la queja política, conquistar la libertad a base de irreverencia, es buscar la alegría como resistencia”.

Lo mismo acabáis resucitando los cafés cantantes que, precisamente, tuvieron su declive en las postrimerías del franquismo, apuntamos ahora a Livianas y éstas -como si de hermanas mellizas se tratase-, vuelven a sonreír sin tregua ni pudor: “Este año hacemos ya diez como pareja artística. La perseverancia es, desde luego, una de nuestras virtudes, porque en este tiempo no hemos dado un súper pelotazo ni somos megafamosas -apunta Paloma- pero cada año que pasa vamos logrando más metas que el anterior, así es que siento que vamos sin prisa, pero sin pausa, y estamos logrando cosas inimaginables cuando empezábamos. Nuestro sueño sería ganar el dinero suficiente para comprarnos un local donde actuar de forma estable... Si fuera el de la calle de La Palma, el que tenía una de nuestras cupletistas favoritas, Olga Ramos sería un sueño hecho realidad...”.

“¡Los cuplés hablan de lo que hablan!”

(Foto: Virginia Rota)Ponemos ahora una duda sobre la mesa a ver si Livianas nos sacan de esta ecuación que no logramos despejar con el sentido común. Se trata de saber a qué atribuyen nuestras artistas el hecho de que el teatro musical de origen sajón esté viviendo hoy un boom en nuestro país y, sin embargo, el teatro musical de raíz netamente española goce de menos atención por parte del público: “Hay una gran calidad, pero además hay un componente de marketing y de inversión económica -apunta Paloma-. Las pequeñas compañías y autogestionadas podemos llegar hasta cierto punto, que en todo caso está muy lejos de hasta dónde puede llegar una gran productora -como puede ser Stage enteternaiment, por ejemplo-, que tiene la capacidad de llenar el metro de publicidad, propiciar que autocares enteros vengan desde provincias para venir a ver sus producciones. Y son espectáculos que a mí me encantan, no lo digo bajo ningún concepto pensando que sean producciones de mala calidad. Pero, repito, donde hay dinero se puede hacer más hincapié en promocionar un espectáculo, mientras que las compañías pequeñas tenemos que apoyarnos en el boca a boca, las redes sociales y la perseverancia, y claro, la difusión de nuestros montajes es mucho más lenta”.

Cabaret y revista son géneros imposibles de llevar a la práctica si no hay un sustrato grande de crítica social y humor en sus contenidos, ¿no?, ¿Cómo os lo montáis vosotras?, preguntamos ahora: “Nosotras, en cada función -quien habla ahora es Irene–, siempre intentamos que, de nuestros cuplés, además de que nos encanten a nosotras, ha de haber también algunos que nos sirvan para poder contar lo que queremos. Y siempre tiene que haber uno o dos temas por montaje que nos pongan en riesgo y que nos sitúen para poder hablar de lo que nos importa. Por ejemplo, con nuestra primera pieza, Es mi hombre, los cuplés que nos ponen en riesgo son Los consejos de las viudas y precisamente Es mi hombre, la que da título a la pieza. Aquí surgió el debate, ¿cómo podemos actualizar un cuplé que dice ‘si me pega me da igual. ¡es natural!’. Una vez una espectadora se acercó al final de nuestra obra, nos dijo que le había encantado, pero que esa frase la cambiaría. Podría haber sido una opción, podríamos haber cambiado la letra y a otra cosa, pero nos parece lo más complaciente, la apuesta menos arriesgada, así que nosotras nos decantamos por mantener la letra y arrojar sobre ella un punto de vista...”.

“En nuestro segundo espectáculo -prosiguen La Berta y La Reme-, La fruta más sabrosa, los temas que nos atravesaban fueron los conflictos en la amistad, que vehiculamos a través de cuplés como La Pulga y también el descubrimiento de la identidad sexual, a través de temas como Amor de Carnaval y El Higo. Y en Mírame, nuestra última pieza, hemos querido poner en cuestión todo lo que se esconde detrás del brillibrilli del mundo de la Revista. Dejar de tapar y abrazar el destape” Pero un destape de nuestros cuerpos y de nuestros sentimientos. Al final, nos servimos de los cuplés para contar lo que nos atraviesa. Los abrazamos con todas sus contradicciones y son precisamente éstas las que nos sirven de germen creador”.

“De todas nuestras obras -Livianas siguen ahondando en su quehacer-, Es mi hombre es la más orgánica porque casi todos los cuplés clásicos que rescatamos hablan de amor y de sexo, y lo que hacemos con ella es cuestionar el amor romántico y la educación de género de nuestras abuelas, pero siempre desde el humor.”. “Los cuplés casi siempre acaban bien -termina diciendo Paloma-, no como las coplas que suelen conducir a la tragedia (el amor no correspondido, las infidelidades, el crimen pasional, etc.). El cuplé es más sicalíptico y, en general, acaba en chiste, en gag. En el cuplé se dice ‘me pica el higo..., y me lo rasco’”. “O ‘riégueme el jardín, que está muy seco’ -continúa con el tema Irene-, o ‘ayúdame a pulverizarme’, o ‘sáquese usted la llave más grande que lleva en el pantalón’... ¡Los cuplés hablan... de lo que hablan!”.

“Nosotras empezamos a interesarnos de verdad por el género escuchando a Olga Ramos, sobre todo el disco que grabó en vivo y en directo, porque luego tiene también muchas canciones grabadas en estudio, que no conectan tanto con nosotras como cuando está con el público delante”. “En ese disco, que está grabado en el local de la calle Palma -apostilla Paloma-, se oye al público, se le oye a Olga relacionarse con él, se oyen las risas, y claro, en estudio esa interacción no está presente. Ese disco, desde luego, es nuestro favorito”. Quizás por eso mismo, porque ahí es dónde está el riesgo, Livianas Provincianas van a grabar su primer disco el 24 de mayo próximo en la mítica Sala Galileo Galilei. Allí estarán todos sus fans y seguro que recogerá momentos de vida, de humor y de sicalipsis, claro... “Estuvimos dándole muchas vueltas a cómo grabar el disco -nos dice Irene-, y concluimos muy pronto que debía de ser sobre el escenario porque nosotras somos actrices que cantan. Cada vez nos hemos ido formando más como cantantes, pero fundamentalmente somos actrices. Y yendo a lo que más nos gusta, el directo -como Olga Ramos-, nos decidimos muy pronto a grabar ese disco en vivo y en directo”. Si hubieran sido cantantes que actúan, seguramente ese disco habría tenido otra factura bien distinta. Porque las cupletistas, si cantan bien, mucho mejor, pero no es su facultad como cantante lo que más conforma el género, ¿no? Es ahora Paloma quién contesta: “Olga Ramos cantaba muy bien, pero entre las pioneras (La Bella Chelito, La Formalina...), había de todo, es cierto. Y, además, los gustos han cambiado, el público también y, como decíamos el otro día en nuestra sección semanal en el programa de Las mañanas en RNE en donde colaboramos (los jueves entre las 12:35 y las 13 h., si es en directo, y si no en los podcasts de RNE o en nuestra página web), hablábamos de cupletistas que no cantan bien según nuestros estándares actuales. Y ahí pasamos por encima de unas cuantas voces de cupletistas que no han pasado el filtro de la modernidad”.

Volviendo al aquí y al ahora, planteamos al dúo si se ve como una consecuencia o como una causa del resurgir del género en España. Es Paloma quién responde ahora: “Cuando empezamos con el cuplé no lo hicimos como fruto de una sesuda reflexión para encontrar cosas que pudieran funcionar con el público. Fue mucho más sencillo y espontáneo. Nos juntamos para hacer las cosas que, en primer lugar, nos hacían gracia a nosotras y que más tarde hemos ido viendo que también le hacen gracia al público. No hacemos las cosas buscando la aprobación del público, pero siempre lo tenemos en cuenta a la hora de interaccionar con él. Sobre todo intentamos no aburrirlo jamás porque eso sí que sería un pecado. Hay que generar alguna emoción en el público, sea la que sea...” Irene no está de acuerdo en esto último: “A mí aburrir no me parece ningún pecado. Ahora mismo con lo sobreestimulados que estamos, aburrir es muy fácil y creo que puede ser hasta beneficioso”. Y Paloma contrarreplica afinando lo que quería decir: “me refería a generar indiferencia, a que lo que nosotras hagamos sobre el escenario al público lo deje frío. Eso es lo peor que puede ocurrir en el teatro. Prefiero que se enfaden, que les genere una pasión, una emoción, algo: tristeza, cólera... Entretener no tiene por qué ser necesariamente terminar con una sonrisa. Pero si yo voy a ver una pieza de teatro y salgo igual que entré, tengo la sensación de que he perdido el tiempo”.

Terminamos persiguiendo sueños, los que sobrevuelan a Livianas Provincianas. El que persigue Paloma es, sobre todo, ese local en el que Livianas puedan ofrecer sus nuevos y viejos montajes periódicamente. Para Irene es aún más importante poder vivir sólo de su trabajo con esta compañía... “Incluso ya sólo como actriz, que ya sería dar un gran paso adelante”.

Cuestionario final

(Foto: Luz Soria)- ¿Qué puede haceros desmoronar en un momento dado?

Irene: en el aspecto profesional, que nos enfademos. ¡Se iría todo a la puta mierda...! Y en lo personal, no lo sé, a veces he estado metida en un hoyo y sin saber cuáles eran los motivos concretos. Más bien suelen ser cadenas de pequeñas cosas que acaban acumulándose y que te llevan a un lugar en el que no te explicas cómo has llegado hasta allí.

Paloma: Nosotras hacemos nuestro trabajo para que no ocurra lo peor. Hace tiempo nos ofrecieron un proyecto con unas condiciones que parecían querer ponernos en el límite. En el mismo momento en que nos estaban explicando las condiciones en aquella reunión vi que nos pondrían en una situación tan estresante que con toda seguridad habrían provocado fricciones entre nosotras, y no queremos eso, así es que dijimos que no... Nosotras es que somos mucho de buscar el confort (Risas simultáneas y en estéreo...). Y, desde el punto de vista personal, la crisis de identidad...Cuando he estado mal de verdad ha sido por no reconocerme, por descubrir que la persona que pensaba que era no estaba manifestándose así en el día a día.

¿El artista debe ser metódico, ordenado, o visceral e intuitivo?

Irene: Nosotras somos bastante más viscerales que metódicas.

Paloma: Aunque depende de con quién nos compares (Risas de nuevo incontenibles). Nosotras no somos las típicas artistas atormentadas que se mueven sólo por las pasiones. Lo que dijimos antes es verdad, nos guiamos mucho por el confort. Y decimos a muchas cosas que no porque nuestra prioridad es estar a gusto, no enfadarnos entre nosotras y poder pasar tiempo con nuestros amigos, nuestras familias y nuestras parejas (Las risas de las dos se recrudecen aún en mayor medida...). Para mí el teatro es una pasión, pero también un oficio, y no lo es todo en mi vida. Soy trabajadora, pero intento también dejar espacio para el resto de facetas que me conforman como persona.

Irene: Cierto, no somos artistas atormentadas ni mucho menos, pero vamos, metódicas tampoco. A la hora de crear, nuestros espectáculos están mucho más en el sentimiento que en la mente. No somos nada conceptuales. Dicho de otro modo, no somos intelectuales a la hora de crear. En lo cómico buscamos lo que a nosotras nos hace gracia. A la hora de buscar lo que queremos contar, nos quedamos con lo que a nosotras nos emociona. Y cuando a una de las dos se nos ponen los pelos de punta, es cuando sabemos que hemos llegado al punto que queríamos llegar.

¿Os molesta mucho que los espectadores se olviden de apagar el móvil o se pongan a consultar las redes en plena función?

Las dos, al alimón: No, no, nos da igual. Bienvenido sea. Los sonidos de los móviles los integramos en nuestros espectáculos con toda naturalidad. Yo he llegado a coger el teléfono de una espectadora a la que le estaba sonando -dice Paloma-, y acto seguido a hablar con su hijo diciéndole ‘¡hola, hermoso!, tu madre está en el teatro...’. Todos los imprevistos que nos suceden los abrazamos y los integramos en los espectáculos. Y luego siempre viene alguien que nos dice que cuando nos equivocamos en no sé qué, o cuando se nos cayó esto o lo otro, fue el mejor momento del espectáculo, que deberíamos fijarlo en él. Pero no fijamos los errores porque cada función tiene unos distintos y precisamente en eso está la gracia. Si los fijásemos antes, escribiéndolos, perderían toda la gracia. Y si en una función no ha habido ningún error, caída, olvido o sorpresa sentimos que falta algo... (Carcajadas de las dos)

¿Se puede ser progresista y de derechas y conservador y de izquierdas?

Irene: En principio diría que no... Pero, para contestar a esta pregunta necesito irme a casa, pensar y volver (Risas de nuevo). Las personas somos contradictorias por definición. Se puede ser de todo en esta vida. El mundo está lleno de ejemplos de todo... Otra cosa es con qué nivel de coherencia quieres vivir en tu vida. Pero seguro que hay mucha gente que ni siquiera se lo plantea.

Paloma: En principio no, pero al final somos personas y tenemos millones de contradicciones. Una misma persona puede ser de derechas en lo económico y al tiempo ser progresista en lo relativo a los derechos sociales... Cada individuo lleva de forma distinta eso de la ideología.

¿Tiene la mujer presencia suficiente en todos los ámbitos de la sociedad o no?

Paloma: No. Siguiente pregunta (Nuevamente ríen a la vez)

Irene: Ahora que se nos vuelve a hacer tan presente la historia de principios del siglo XX, nos damos cuenta de que hay muchísimas cosas que sí, que han mejorado mucho, pero también muchísimas que siguen igual... ¡O peor!, porque están enmascaradas.

¿Qué pregunta os hacéis a vosotras mismas con frecuencia y aún no habéis encontrado la respuesta?

Paloma: ¡Uff, qué pregunta! Nos tenías que haber avisado de todo esto... (Otra vez ríen con ganas). La mía es ¿y mañana, qué? Vivo mucho el presente y cuando me he hecho esa pregunta, generalmente, los resultados no han sido los mejores.

Irene: Sí, yo también me planteo a veces cuestiones relacionadas con el mañana. Por ejemplo, ¿en algún momento tendré una casa?, ¿dejaré de pagar un alquiler alguna vez en mi vida? Es verdad que en algún momento he estado muy preocupada por el futuro, y de repente, un buen día se te para el corazón en mitad de la calle y lo mismo llegas a la conclusión de que tampoco hace falta preocuparte tanto por el futuro.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023) LInkedIn: https://www.linkedin.com/in/josé-miguel-vila-8642271a/

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