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Descastado y flojo encierro del ganadero local Ángel Luis Peña

El mexicano Fonseca da la vuelta al ruedo con una bandera de su país
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El mexicano Fonseca da la vuelta al ruedo con una bandera de su país (Foto: Luis Checa)

Colmenar Viejo: Puerta Grande para Isaac Fonseca, que salvó la tarde en un festejo plano

sábado 28 de agosto de 2021, 23:43h
Ya lo dicta el refrán: de torería y santidad, la mitad de la mitad. O la tercera parte. Sí, porque aplicado al inicio de la Feria de Colmenar Viejo, podemos remedarlo y aplicarlo a los trofeos cortados en un festejo de corte insulso y muy plano en general, salvo en el caso de Isaac Fonseca, a pesar del balance estadístico de tres orejas. Dos fueron para el mexicano en el que cerró función, tan noblote y escaso de codicia como el resto, cuya faena cerró con un extraordinario volapié, acreedor de un (sólo) apéndice. El otro, para Jesús Ángel Olivas, fue porque el usía practicó la elegancia del regalo. Miguel Polope, apuntó algunos detalles de clasicismo sin más. De torería, trofeos y santidad, la mitad de la mitad… o sea, la tercera parte.

Esa actuación de Isaac Fonseca salvó una tarde apagada y grisácea, porque sin la emoción del bicorne encastado -ni uno lució así Ángel Luis Peña- es difícil llegar a los tendidos, salvo que el coletudo le eche pasión, y no actuaciones de corte funcionarial, cual aconteció con Jeús Ángel Olivas y Miguel Polope. Al menos el mexicano sintió la compulsión del toreo y se entregó a tope, mayormente en el último.

No fue el caso de sus compañeros, pulcros, académicos –más o menos- y repetitivos en sus labores, como si ya tuvieran cortijos. Olivas, además con ese punto de ventajismo que aplican casi siempre las figuras, pero éstas -ayunas de ética en tal sentido, sí- se lo pueden permitir. Aún así, y a pesar de la escasa petición, echó en su esportón una oreja sin fuste. Con el otro, que cabeceaba a la salida de las suertes, se limitó a molerlo a pases insulsos que ya no interesaron lo mínimo. A ambos los recibió de rodillas en el tercio.

Polope, con mayor clase y ajuste que Olivas, tampoco caló en el cotarro. Se ve que sabe torear e intenta un aroma de clasicismo, pero, conformista y sin pasión, se limitó a ciertos apuntes con percal y pañosa en mayor media en el quinto, un morlaco de trapío aplaudido de salida, pero que como sus hermanos –y como las gaseosas- se fue desinflando como el ánimo del valenciano.

De ese sopor en que la tarde ya iba en picado nos sacó con su hambre y ganuza novilleril Fonseca -con una magnífica cuadrilla que se desmonteró tras lucirse conlos rehiletes en los dos bureles- en el último. Mejoró su labor voluntariosa y desigual del tercero, eso sí con mayor nivel –era fácil- que sus compañeros con el que marró a espadas. Deseoso de no irse de vacío ante su gente –vive en Colmenar, en cuya escuela lo dirige, para bien, Carlos Cancela- se volcó con el que cerró plaza, renuente a embestir.

Pero tras unos redondos de hinojos con ligazón, con un toreo extractivo y siempre en el sitio, le arrancó buenas series y finalmente se pegó el arrimón con máxima quietud y protagonizó un espectacular volapié echándose sobre el morrillo y enterrando la tizona por el hoyo de las agujas. Lo que con la facilidad del presidente para desenfundar su moquero le sirvió para abrir la Puerta Grande. En el país de los ciegos, ya se sabe, el tuerto es el rey.

FICHA

Novillos de ÁNGEL LUIS PEÑA, muy bien presentados en general, de variados pelajes, noblotes pero sin casta y justos de fuerza. JESÚS ÁNGEL OLIVAS: oreja; silencio. MIGUEL POLOPE: silencio tras aviso; palmas tras aviso. ISAAC FONSECA: ovación tras aviso; dos orejas tras aviso. Salió a hombros. Plaza de Colmenar Viejo, 28 de agosto, 1ª de Feria. Un tercio de entrada sobre el aforo permitido.

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