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Imagen del cuadro 'El general Prim en la Guerra de África', que está en el Senado, obra de Francisco Sants Cabot
Imagen del cuadro 'El general Prim en la Guerra de África', que está en el Senado, obra de Francisco Sants Cabot

Joan Prim: la vida del general (catalán) más laureado de la historia de España

Resulta paradójico, en estos atribulados días en que la españolidad de Cataluña se discute, descubrir que el genio militar más importante de todos los tiempos para nuestro país era tarraconense por los cuatro costados.

Joan Prim y Prats nace en 1814 en la españolísima villa de Reus, "españolísima" porque es título honorífico conferido por el Rey Fernando VII a la bella población por su fiera resistencia a los franceses durante la Guerra de Independencia. Prim se cría en una familia cataloparlante, lo cual no es impedimento para que el niño muestre tempranísimamente su vocación castrense y su fervor patriótico.

A los 19 años, teniente novato durante la Primera Guerra Carlista gana el ascenso a capitán asaltando Tremp a la cabeza de su diminuta sección. Luego, su carrera es tan vertiginosa como la de un Julio César: comandante por vencer en Olot a un contingente muy superior de rebeldes, y coronel por tomar la estratégica Solsona lanzándose el primero contra su portón principal y defendiéndola solo hasta la llegada de sus hombres.

Al acabar la contienda posee Dos Laureadas de San Fernando, la máxima condecoración española aún en nuestros dias, aparte de una veintena de medallas. General ya, y diputado progresista por Tarragona en 1841, se aleja políticamente del regente Espartero y empieza a liderar su partido. Eso no es óbice para que, cuando Barcelona se subleva por una cuestión tributaria bajo pretextos políticos y sociales, en 1843, Prim tome Montjuic y bombardee la urbe hasta rendirla en 3 dias. Es ascendido a Mariscal de Campo y nombrado Conde de Reus, laurel nobiliario al cual, años después añadirá el de Marqués de los Castillejos.

En 1844, tras enfrentarse al dictador Narváez, a quien todos temen menos él, pasa un año en la cárcel de la que sale aclamado.

En 1847, como Gobernador de Puerto Rico, reduce a los independentistas de la isla y rescata a la francesa Martinica de la revuelta de sus esclavos, motivo por el que los galos le conceden la cotizada Legión de Honor.

Diputado por Vic otra vez, defiende la españolidad de Cataluña frente a los incipientes conatos nacionalistas causados por las conspiraciones de la alta burguesía barcelonesa que exige a Madrid más aranceles para la importaciones extranjeras a fin de preservar sus beneficios.

Enviado a la Guerra de Crimea en 1855 como observador de un pais neutral, su ardor le hace implicarse hasta asumir el mando de un cuerpo otomano y lograr para Turquia su única victoria en la conflagración contra Rusia. El Gran Sultán le otorga el Collar de la Sublime Puerta, la condecoración más codiciada por todos los generales europeos por su prestigio y por ser él el primer cristiano en lograrla.

Es en la Guerra de África 1859-1960 donde se cubre de gloria: el Ejército Español de O'Donnell es un desastre, mal abastecido y muy reducido para enfrentarse a las decenas de miles de rifeños. Prim recluta con su solo prestigio 3 regimientos de "Voluntarios Catalanes" en su tierra y le adjudican el mando de la vanguardia hispana. Con él a la cabeza de nuevo, portando siempre el estandarte catalán con la bandera española en una mano, y el sable chorreando sangre en la otra, gana increiblemente las batallas de Wad Ras, Castillejos y Tetuán, finalizando la guerra.

En la Corte y en las plazas, el pueblo le recibe como a un conquistador romano, pero ya no existen condecoraciones que asignarle: las tenía todas.

En su lugar, le ponen al mando de la expedicion tripartita franco-británica-española a México en 1862. El objetivo oficial es obligar al presidente Juárez a pagar su deuda externa a los europeos acreedores, pero los franceses mantienen el fin secreto de instaurar una especie de virreynato galo. Tras vencer a los mexicanos en Puebla, y conquistar Veracruz, Prim advierte astutamente de los propósitos franceses y convence a los ingleses de aceptar la oferta de Juárez de pagar a plazos y retirarse dejando solos a los franceses. Juarez cumple su promesa de pago fraccionado y la Corona Inglesa concede a Prim la Gran Cruz de San Jorge.

Abraham Lincoln le escribe en 1863 para que acepte mandar a un ejército de la Unión en la terrible Guerra de Secesión, tan grande era su reputación internacional. Pero Prim declina amablemente: la situación política en España está que hierve...

(Fin de la primera parte)

Joan Prim: la vida del general (catalán) más laureado de la historia de España (2ª parte)

Joan Prim: 2ª parte

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