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Jardines de la Plaza de Oriente, Cabo Noval y Lepanto: cita con la historia en pleno Madrid
(Foto: Mia Checarelli)

Jardines de la Plaza de Oriente, Cabo Noval y Lepanto: cita con la historia en pleno Madrid

Recorrer la emblemática plaza de Oriente, es entrar en uno de los lugares de Madrid, y posiblemente del mundo, que concentran más atractivos artísticos, históricos y turísticos, en una remodelada área peatonal inaugurada el 10 de octubre de 1997, que ha conservado toda su personalidad y su estilo, a través de los cambios históricos, urbanísticos y paisajísticos de que ha sido testigo.

Tiene forma rectangular cerrada en hemiciclo y está situada entre la fachada este del Palacio Real y el Teatro Real. Fue en la década de los cuarenta del siglo XIX cuando se retomó la antigua idea de una plaza frente a la fachada oriental del Palacio. La propuesta de remodelación nació del tutor de la reina Isabel II, don Agustín Arguelles y del intendente de Palacio, don Martín de los Heros y se basó en el diseño de 1844 del arquitecto Narciso Pascual y Colomer, heredero de varios proyectos anteriores, que utilizó los terrenos despejados en tiempos de José Bonaparte y los procedentes de las demoliciones del convento de Santa Clara (1838) y del declarado en ruina Teatro de los Caños del Peral (1817), solar sobre el que se construiría el Teatro Real.

Durante el reinado de Isabel II, en el centro, se colocó una fuente monumental con la estatua de Felipe IV (1847), encargada por el Conde Duque de Olivares al escultor italiano Pietro Tacca en 1634, para agasajar al monarca, y considerada como la primera estatua ecuestre del mundo en corveta, es decir sostenida por las patas traseras del caballo con las delanteras al aire, y cuyos cálculos para su construcción fueron realizados por Galileo Galilei, quien señaló que la mitad trasera debía ser maciza y el resto, hueco. Inicialmente estuvo en el palacio del Buen Retiro hasta que se incorporó a la plaza de Oriente. En los laterales del pedestal más anchos aparecen escenas del reinado de Felipe IV. La del lado norte muestra al monarca condecorando con la cruz de Santiago al pintor Diego Velázquez y en el lado sur una figura central coloca una corona de laurel sobre las sienes de Pedro Calderón de la Barca, una alegoría de la protección real sobre las artes y las letras. Y en los laterales más estrechos reposan dos figuras que personifican los ríos Jarama y Manzanares. Estas figuras están representadas por dos ancianos desnudos coronados de hojas y frutos. El Jarama mira hacia Palacio y el Manzanares hacia el Teatro Real.

En este momento se delimitó por una verja y en los laterales se colocaron 44 de las 94 esculturas de reyes y reinas de España, de mayor tamaño que el natural, realizadas en el siglo XVIII para coronar la balaustrada del palacio. Esculpidas en piedra, del municipio madrileño de Colmenar de Oreja, fueron realizadas por artistas como el italiano Giovanni Domenico Olivieri, originario de Carrara, el gallego Felipe de Castro, el valenciano Felipe del Corral, el francés Robert Michel, el toledano Juan Pascual de Mena, los vallisoletanos Alejandro Carnicero y Luis Salvador Carmona, pero que debido a su peso excesivo y al temor de que provocaran daños en el Palacio, fueron bajadas en noviembre de 1842 y colocadas por los escultores Francisco Elías Vallejo y José Tomás. El resto se repartió por el parque del Retiro, los jardines de Sabatini, el Museo de Artillería, en otros lugares de Madrid y en otras ciudades españolas.

En 1927 se eliminó la verja y se ubicaron las presentes veinte estatuas colocadas a ambos lados de la plaza en dos hileras de diez y en grupos de dos estatuas que representan a cinco reyes visigodos (Ataulfo, Eurico, Leovigildo, Suintila y Wamba) y a quince monarcas de los primeros reinos cristianos de la Reconquista (Don Pelayo, Alfonso I, Alfonso II, Ramiro I, Ordoño I y Alfonso III reyes de Asturias, Íñigo Arista rey de Pamplona y Sobrarbe, Wifredo el Belloso conde de Urgel, Barcelona y Gerona, Ordoño II, Ramiro II y Alfonso V reyes de León, Fernando González rey de Castilla, Ramiro I rey de Aragón, Sancha I de León y Fernando I rey de León y Castilla). El diseño actual de los jardines data de 1941 y sigue tomando como referencia principal la estatua de Felipe IV, pero distribuye los jardines de forma cuadricular.

En la actualidad, después de la reforma dirigida por Miguel de Oriol en 1997, siendo alcalde de Madrid José María Álvarez del Manzano, la plaza de Oriente se extiende sobre una superficie nivelada, de 1,60 hectáreas, diferenciada en tres espacios que engloban uno de los conjuntos más visitados del patrimonio histórico de Madrid. Los jardines de Ópera, el espacio central, están modelados siguiendo el decimonónico modelo barroco de jardinería con setos diseñados con formas y figuras geométricas, que se desarrollan en el entorno del grupo escultórico ecuestre de Felipe IV y los jardines del cabo Noval y de Lepanto, que se sitúan a ambos lados.

Los jardines centrales modelados en forma de cuadrícula están conformados por siete parterres. En cada uno de ellos se utilizan las siguientes especies perennes y siempreverdes: para el seto el boj, en las esquinas formas topiarias (ejemplares perfilados con diversas formas) de tejos y entre ellos cipreses. Todo ello guardando simetría con un eje principal donde se encuentra un admirable ejemplar de magnolio en el centro de cada figura, actualmente en plena y exuberante floración. Acompañados por plantaciones florales, de carácter temporal.

Una fragancia de siglos

Un agradable perfume impregna el ambiente cuando aparecen con toda su belleza y esplendor las flores del magnolio, un exquisito aroma delicado con olor a cítricos y un ligero toque de vainilla forman una composición poética de fragancia que inundan el aire de armonía. Son las flores de Magnolia grandiflora, unas de las más bonitas, fragantes y vistosas del reino vegetal; de color blanco cremoso y de textura cerosa, tienen un gran tamaño de 20-30 cm de diámetro, contienen esencias aromáticas que se utilizan en la industria cosmética para la elaboración de perfumes, jabones, velas o ambientadores.

La Familia Magnoliaceae, o magnolias, representa uno de los linajes más antiguos de las plantas con flores, hay evidencias de existencia de magnolias fósiles hace más de 95 millones de años, la Magnolia grandiflora, en concreto, en algo más de 5 millones, son tan antiguas que cuando evolucionaron todavía no existían las abejas, por lo que su polinización la realizaban los escarabajos.

Su morfología floral primitiva es diferente a la de las flores más evolucionadas: el capullo florido está encerrado en brácteas en lugar de un cáliz constituido por sépalos bien diferenciados; los pétalos, son en realidad tépalos de la misma forma y color dispuestos helicoidalmente a lo largo de un eje, al igual como se disponen también los estambres y los carpelos. Las flores del magnolio maduran de manera que se asegure la polinización cruzada, son protóginas, las partes femeninas, los carpelos maduran antes que las anteras, partes masculinas.

El Magnolio grandiflora es un majestuoso árbol de gran belleza ornamental que da sombra en parques, jardines y paseos. Es nativo de EEUU, desde el Este de Carolina del Norte hasta Florida Central, llegando hacia el Oeste hasta Texas y Arkansas, crece en bosques cercanos a la costa y con poca altitud. Es la flor representativa del Estado de Misisipi.

Es un árbol de aspecto vigoroso, con corteza grisácea, las hojas son perennes, grandes de hasta 25 cm con vistoso follaje verde brillante, de espectacular floración con sus imponentes flores y fruto como una piña que al abrirse deja visible las semillas rojas como corazones latentes. Fueron descubiertas hacia el año 1688 en una expedición de monjes franceses, la especie llegó a los jardines de Europa a Francia e Inglaterra a finales de 1740 y a los jardines de Aranjuez en 1801. El género fue dedicado en 1753 en honor por Linneo al botánico Pierre Magnol, médico y botánico francés, director del Jardín Botánico de Montpellier entre 1697 y 1709.

El paisajismo de los parterres laterales se remata con dos cuidadas hileras, de Ligustrum lucidum, especie de planta de la familia Oleaceae, nativa de la mitad sur de China, que proporcionan gran vistosidad y fragancia, con sus hojas verdes brillantes y sus minúsculas flores de color crema, agrupadas en racimos.

Nuestro entrañable y florido recorrido por estos jardines nos acerca a los dos parterres situados más cercanos al palacio para encontrarnos con dos fuentes artísticas, de los cuatro fontines que se colocaron en 1844, para el riego de los macizos, realizados por el escultor madrileño Jaime Lois.

Para completar nuestro camino por los jardines entramos en las dos zonas rectangulares, situadas a ambos lados del parterre central, conocidas como los Jardines del Cabo Noval, al norte, y los Jardines de Lepanto, al sur. Estas dos zonas abiertas, están configuradas de forma similar, ajardinadas para el descanso, el recreo y el ocio de los visitantes. Ambas zonas se encuentran pobladas por grandes plátanos de sombra y cipreses llorones.

Los jardines del Cabo Noval

Los jardines del Cabo Noval ocupan la parte septentrional de la Plaza de Oriente, junto a la calle de San Quintín. En esta zona podemos apreciar ejemplares majestuosos y señoriales de Cedros del Himalaya. Árboles de tronco recto y porte piramidal, ramas horizontales de color marrón amarillento, algo colgantes en los extremos y ramillas péndulas que le dan un aspecto muy característico y que le ha valido el sobrenombre de cedro llorón, a veces las ramas inferiores descansan en el suelo. La corteza se presenta lisa y de color grisáceo en la juventud y agrietada y escamosa de color pardo oscuro en la madurez.

En la zona norte está el monumento en homenaje al acto heroico del cabo de infantería, el asturiano, Luis Noval Ferrao, que murió en 1909 en la guerra del Rif (Marruecos) por avisar a sus compañeros de la inminencia de una emboscada enemiga. La escultura del cabo, en actitud de caminar hacia el campo de batalla, mide 6,5 metros de alto y fue realizado en piedra y bronce por el valenciano Mariano Benlliure (1912). En 1980 fue restaurado en su totalidad por el escultor segoviano Miguel Ángel López Calleja. Y en 2021 el Ayuntamiento de Madrid finalizó las últimas obras de restauración.

Para costear el monumento se formó una ‘Junta de Señoras’, bajo la presidencia de la reina Dª. Mª. Cristina, junto con la Marquesa de Esquilache, la de Prado y la Condesa de Bazán. El propio escultor aportó los fondos necesarios para terminar el monumento. Fue inaugurado el 8 de junio de 1912, con asistencia del rey Alfonso XIII y la familia real.

La obra recrea la tipología de héroe socorrido por la Patria, de ahí la figura femenina que aparece a su lado. El relieve del pedestal inmortaliza la heroica acción protagonizada por Noval. Y en ambos lados del basamento podemos ver disparando sus fusiles al centro, a los soldados españoles, de forma que el humo de esos disparos dificulta la visión de los soldados enemigos. Todo el conjunto descansa sobre una plataforma de piedra con tres escalones.

Los jardines de Lepanto

En la zona meridional aparecen los jardines de Lepanto, definidos por la calle Bailén, que discurre al oeste, en paralelo con la arquería de la Plaza de la Armería; por la calle de Vergara, que aparece al sur y por la calle de Lepanto al este y que les da nombre.

Su composición es muy similar a los jardines del cabo Noval con una pradera de césped, arbustos recortados, diferentes cedros y plátanos de sombra de gran tamaño, un amplio parque recreativo infantil y el monumento en bronce y mármol del escultor asturiano Julio González Pola, al capitán Ángel Melgar, quien murió en combate en la guerra de Marruecos y que fue inaugurado en 1911 por el Rey Alfonso XIII.

Plátano de sombra, árbol de la luz, resistente a la contaminación

La especie vegetal más abundante en esta zona es el plátano de sombra (Platanus x hispánica). Árbol de imponente porte que puede alcanzar gran altura y pertenece a la familia de las Platanáceas. Caducifolio y corpulento, de ramas abiertas y tupida copa redondeada proyecta una sombra densa, que puede llegar a sobrepasar los 40 m. de altura. Su corteza se caracteriza por los distintos tonos de verdes, grises y amarillos, castaño en los troncos viejos, que se desprende con facilidad en grandes placas escamosas que dejan al descubierto manchas irregulares amarillentas o blanquecinas de la corteza interna. ¡¡Es un árbol de camuflaje!!

De entre las más de 200 especies que pueblan las calles y jardines de Madrid, el plátano de sombra es el árbol que más abunda en la capital (+ de 50.000 ejemplares), llega a superar el 20% del arbolado urbano.

Finalizamos nuestro paseo por los jardines de la Plaza de Oriente, los jardines del Cabo Noval y los jardines de Lepanto, que son accesibles en la mayor parte de los recorridos y partes principales, invitando a los madrileños al uso y disfrute de estos maravillosos lugares llenos de arte y de historia, porque el entorno de la Plaza de Oriente ha tenido a reyes, políticos y artistas como paseantes habituales, y en ella, frente a frente, el Teatro Real y el Palacio Real han combinado recepciones y fiestas solemnes con noches de estreno porque la vida musical y palatina han estado muy cerca una de otra.

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