Vox ha decidido ignorar la prohibición impuesta por la Delegación del Gobierno y ha reiterado su demanda de clausura de lo que consideran "centros ilegales" en el distrito de Hortaleza.
Esta situación ha generado un intenso debate en la comunidad local y ha puesto de relieve las tensiones entre las autoridades y los representantes de Vox.
La portavoz del partido, Isabel Pérez Monino, ha manifestado su postura en una reciente rueda de prensa, donde afirmó que “no podemos permitir que se sigan funcionando estos centros que operan al margen de la ley”. La insistencia de Vox en este tema refleja su compromiso con lo que consideran una cuestión de seguridad y legalidad, generando así un clima de controversia en torno a la gestión de estos espacios.
Demandas y reacciones
La solicitud del cierre se basa en acusaciones sobre irregularidades en la operación de estos centros. Según Pérez Monino, “la falta de control por parte del Gobierno está poniendo en riesgo a nuestros ciudadanos”. Esta declaración ha sido recibida con críticas por parte de otros grupos políticos y organizaciones sociales, quienes defienden la importancia de estos centros como refugios para menores en situación vulnerable.
Las autoridades locales han respondido a estas afirmaciones subrayando que todos los centros están sujetos a estrictas regulaciones y supervisión. Un portavoz del Gobierno local declaró: “Es fundamental proteger a los menores y garantizar su bienestar. Los ataques infundados contra estos centros no ayudan a nadie.” Este intercambio pone de manifiesto las diferencias ideológicas entre Vox y otros actores políticos respecto a la atención a los menores.
Contexto social y político
El conflicto en Hortaleza es solo una parte más amplia del debate nacional sobre la inmigración y el tratamiento de menores no acompañados. En medio de un clima político polarizado, Vox ha encontrado terreno fértil para posicionarse como defensor de una política más restrictiva. La retórica utilizada por sus líderes resuena con un sector significativo del electorado que siente preocupación por los efectos de la inmigración.
En este contexto, las declaraciones sobre el cierre de centros han sido interpretadas como una estrategia electoral anticipada, buscando movilizar apoyos ante unas elecciones venideras. Sin embargo, esta táctica también podría acentuar las divisiones dentro de la sociedad española, donde muchos abogan por enfoques más humanitarios hacia los migrantes.