De nuevo China centra la atención de los mercados. Sin perder de vista los rebrotes de coronavirus, la aprobación de una ley de seguridad en Hong Kong está tensando las relaciones de Pekín con Occidente. El parlamento chino aprobó la legislación dando a Pekín amplios poderes para su implementación y preparando el terreno para los cambios más radicales en décadas al modo de vida del centro financiero mundial. Augura una era más autoritaria para la ciudad más libre de China y supone un enfrentamiento con Estados Unidos, Reino Unido y otros gobiernos occidentales, para quienes esta ley erosiona el alto grado de autonomía que se le concedió a la ciudad en su entrega del 1 de julio de 1997.
En este contexto de un más que previsible aumento de las tensiones en sus relaciones con China, en Reino Unido las noticias económicas y las relacionadas con la pandemia siguen siendo preocupantes. Los intentos del primer ministro de devolver al país a la normalidad se alejan. Ayer se impuso un riguroso confinamiento a la ciudad de Leicester y el dato del PIB del primer trimestre mostró su mayor retroceso en 40 años por una caída drástica en el gasto de los hogares. Según datos que incluyen el impacto de los primeros días de confinamiento, la economía cayó un 2,2% intertrimestral. A principios de mes el Banco de Inglaterra señaló que la economía británica podría haberse contraído un 20% en la primera mitad de 2020, ya que los efectos de la pandemia golpearon a la mayoría de los sectores en el período de abril a junio, añadiendo que la caída este año podría ser la peor en tres siglos.