La inflación en Estados Unidos avanzó menos de lo previsto en mayo, moderando tensiones en los mercados financieros y alimentando las expectativas de estabilidad monetaria a corto plazo. Según datos oficiales, el IPC subió un 0,1% mensual, por debajo del 0,2% de abril, mientras que la tasa interanual se situó en el 2,4%.
La inflación subyacente se mantuvo estable en el 2,8%, alejándose de los temores a un repunte. Estos datos provocaron un retroceso en los rendimientos de los bonos del Tesoro, con la rentabilidad del bono a diez años cayendo al 4,445%. Pese a este alivio, se mantiene la cautela, ya que el impacto de los nuevos aranceles podría trasladarse progresivamente a los precios en la segunda mitad del año. Esta incertidumbre se produce en un contexto en el que los datos inflacionarios serán clave para la próxima decisión de tipos de interés de la Reserva Federal, prevista para la semana que viene.
Por otro lado, Washington y Pekín han anunciado un nuevo marco comercial, que tiene que ser aprobado por ambos presidentes. Según un funcionario de la Casa Blanca, el acuerdo permite a Estados Unidos aplicar un arancel del 55% a las importaciones de productos chinos. Esto incluye un arancel "recíproco" base del 10%, un arancel del 20% para el tráfico de fentanilo y un arancel del 25% que refleja los aranceles preexistentes. China aplicaría un arancel del 10% a las importaciones estadounidenses. Además, incluye acuerdos en cuanto a suministro de tierras raras y visados para estudiantes.