Emmanuel Macron en Francia, François Bayrou, desveló ayer martes un ambicioso plan de ajuste presupuestario a 4 años, que se iniciará en 2026.
La iniciativa contempla un recorte de 43.800 millones de euros, buscando tanto la reducción del gasto como el aumento de los ingresos.
Muchos piensan que forma parte de las consecuencias de los compromisos europeos de aumentar el gasto en seguridad y prometer en la última cumbre de la OTAN llegar al 5% del gasto del PIB en lo relativo a defensa. Y es que todos los ministerios sufrirán recortes... menos el de Defensa.
Duras medidas
Entre las medidas esbozadas por Bayrou en una intervención especial ante el Gobierno y la cúpula parlamentaria, destacan la congelación de las pensiones, la disminución del empleo público y el gasto social y sanitario. Además, reducirá los días festivos en al menos 2 jornadas al año. También revisará duramente las bajas médicas y la prescripción de medicamentos con protección oficial.
Eso sí, avisa a los más adinerados: prevé una "contribución de solidaridad" por parte de los ciudadanos más "afortunados".
La oposición estalla
Ante el anuncio, Boris Vallaud, líder de los diputados del Partido Socialista, calificó el presupuesto de "brutal e inaceptable".
Por su parte, Marine Le Pen, dirigente de la ultraderechista, aseguró que si Bayrou "no revisa su plan de gasto público, buscaremos derrocarlo".
Desde la izquierda, Eric Coquerel, diputado de Francia Insumisa, afirmó que su partido "no votará el plan de finanzas del primer ministro" y que actuarán para "derribar al Gobierno" si este intenta aprobarlo en la Asamblea Nacional sin una votación de por medio.
Bayrou advirtió que la elevada deuda nacional representa un "peligro mortal" para el país.
Macron encarga el saneamiento de las cuentas
Y es que Macron encomendó a Bayrou la tarea de sanear las finanzas públicas mediante el presupuesto de 2026. Este encargo llegó después de que la propia decisión de Macron de convocar elecciones legislativas anticipadas el año pasado resultara en un Parlamento sin mayoría absoluta y excesivamente dividido. Esta fragmentación dificultaba abordar el creciente gasto del país y un inesperado déficit fiscal.
Bayrou, un veterano político centrista, se enfrenta a un hemiciclo donde los partidos de oposición amenazan con derrocar a su Gobierno minoritario.