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Crónica del concierto de Rosalía en Madrid: baila un poco y canta un montón

Crónica del 'MOTOMAMI Tour' de Rosalía: Baila un poco y canta un montón, no se la pierdan

jueves 21 de julio de 2022, 11:30h

Había leído que la gran polémica de esta fira de presentación de 'MOTOMAMI' era que no había músicos en el escenario, pero sí que había, en concreto la protagonista de todo esto, que es música y utiliza su principal instrumento, la voz, con una maestría impecable, también he escuchado que esto era un karaoke y demás, por favor, ¿qué alguien me diga en qué karaoke se puede encontrar a alguien cantando 'Sakura', 'De Plata' o 'Hentai', en la que además toca el piano, como lo hizo ayer Rosalía en el WiZink? Porque quiero ir todos los días.

Eso por no hablar de que el espectáculo está muy bien, pensado para sacar el máximo provecho de las pantallas gigantes y que la gente en todos los rincones de un recinto tan grande como este puedan seguir el concierto sin problema. Bravo por ella, el debate sobre la música en directo está bien, pero esto es otro tipo de espectáculo, uno que ha hecho vibrar a 15.000 personas de manera continua. Que es evidente que Rosalía sabe de marketing y que su espectáculo está pensado para arrasar en TikTok, claro que sí, pero no por ello deja de funcionar estupendamente. De toda la vida los artistas han tirado de estrategias, el mismo Pete Townshend decidió que Tommy, el archifamoso personaje de su Ópera Rock, fuera un jugador de pinball para conseguir una buena nota de un crítico...

Lo de los no jóvenes como yo pensando que los jóvenes no pueden ser más chabacanos y burdos ya le pasaba al pobre Dean Martin cuando tuvo que presentar a los Rolling Stones en 1964, así que tampoco es algo nuevo. Y eso está bien, yo también soy de los que descubrí a Rosalía con 'Los Ángeles', me alucinó con 'El Mal Querer' y puso el gesto torcido cuando escuchó por primera vez 'Chicken Teriyaki'. Sigue sin ser de mis canciones favoritas, pero hoy me sorprendo escuchando las versiones originales de 'La gasolina' y 'Papi Chulo', temas que para mí siempre fueron el colmo de la basura y que ahora veo con otros ojos. Y no, no creo que vaya a hacerme reggaetonero a esta edad, pero tampoco creo que vuelva a ponerme en plan abuelo Simpson y a gritar al cielo con los brazos en alto.

Y es que 'MOTOMAMI' es el disco más Rosalía de todos, el que ha hecho sin seguir a nadie, ni haciendo interpretaciones de un género, sino creando una música que puede considerarse solo suya, como los grandes, una batidora donde caben hip hop, reggaetón, R&B o flamenco. La base de 'Saoko' la podría firmar Kanye West inspirado, la delicadeza de 'G3 N15', la canción que dedicó a su sobrino, es propia de un Frank Ocean, en 'Delirio de grandeza' canta como si fuera La Lupe y Manolo Caracol estaría orgulloso de que sea la nueva niña de fuego en 'Bulerías', pero en todas solo termina sonando a ella misma, logrando unir todos los temas de forma increíble.

Encima ayer dijo que estaba constipada, poco antes de sentarse al piano y erizar la piel con un 'Hentai' emocionante, en la que hizo lo que quiso con una voz, supuestamente, mermada. Se trata de una canción sobre el miembro viril de su novio que suena como si la hubiera compuesto un ángel. Antes había sonado un 'Dolerme', acompañada por una Les Paul, que hace que piense que es una de sus canciones más infravaloradas, con una orgía de auto tune (anatema) en el estribillo, demostrando que un gran cantante (como un gran guitarrista) sabe sacar partido a todas las herramientas.

También mezcló maravillosamente 'De Aquí No Sales' de 'El Mal Querer' con 'Bulerías', la canción que hace de nexo entre ese disco y 'MOTOMAMI'. También se acordó de la maravillosa 'Pienso en tu mirá', mi canción favorita de su repertorio, y de sus dos grandes colaboraciones con Tokischa, 'Linda' y 'La Combi Versace', que casi hace que se caiga el antiguo Palacio. También se soltó el pelo y se puso la cola flamenca para interpretar un 'De Plata' antológico, con guitarras eléctricas distorsionadas (pregrabadas) y una fuerza vocal insultante para alguien con un resfriado.

Hubo tiempo para una fiesta reggaetonera, en la que incluyó su nuevo éxito, 'Despechá', una canción que solo con su aparición en los primeros conciertos de esta gira ya se la sabe todo el mundo, aunque tampoco sea de mis favoritas. También hubo tiempo para acordarse de sus dos mayores éxitos, 'Malamente' y 'Con Altura', antes de hacer el parón previo a los bises. Volvió con la comentada 'Chicken Teriyaki' y luego paró el mundo con 'Sakura', donde volvió a demostrar que canta como los ángeles pero que, además, tiene ese algo mágico que tienen los cantantes buenos, los que transmiten, llámenlo duende o 'feeling' o lo que les de la gana, pero Rosalía Vila Tobella lo tiene.

También tiene muy claro las cosas: "La que sabe, sabe, que si estoy en esto es para romper y si me rompo con esto, pues me romperé ¿Y qué? Solo hay riesgo si hay algo que perder. Las llamas son bonitas porque no tienen orden y el fuego es bonito porque todo lo rompe". Ayer estuvo a punto de provocar una hoguera en el WiZink, terminando con 'Cuuuuuuuuuute', una canción que comienza con unas bases abrasivas que podrían haber aparecido en un disco de Death Grips y que de repente se rompe en un puente que es una preciosa balada de piano antes de volver al principio. Y es que, como ella misma dice, "No basé mi carrera en tener hits, tengo hits porque yo senté las bases". Cinco años después de 'Los Ángeles' lo podemos confirmar, en España, vivimos en el tiempo de Rosalía. Decía la leyenda (posiblemente avivada por ella misma, que Lola era otra sabia del márketing) que el New York Times había escrito una crónica de Lola Flores que decía: "Ni canta, ni baila, no se la pierdan", bien pues Rosalía baila un poco (no con el poderío y el carisma de La Faraona) y canta un montón, pero el resultado es el mismo, no se la pierdan.

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