lunes 27 de octubre de 2008, 21:32h
No podemos dejar pasar dos aniversarios culturales-científicos de enorme importancia: los doscientos años del nacimiento de Charles Darwin y los ciento cincuenta de la publicación de su libro “El origen de las especies”, que revolucionó todos los conceptos sobre los orígenes del hombre. Tal vez pueda estimarse un exceso de entusiasmo el recuerdo de estas fechas que son celebradas en todo el mundo ilustrado. Nosotros, los chilenos, tenemos razones muy particulares para reconocer como uno de nuestros honrosos patrimonios la presencia en nuestro país de Darwin y no solo eso: el concibió en gran parte en Chile su teoría de la evolución.
Viajó a Chile entre 1831 y 1836 en la fragata Beagle. En 1831 Darwin sólo tenía 30 años de edad y era un destacado investigador de la naturaleza. La fragata Beagle se disponía por esos días a realizar una expedición alrededor del mundo, encargada por el almirantazgo británico con el objeto de levantar el mapa geográfico del cono sur de América. Darwin fue contratado como naturalista, observador de la zoología que fuera encontrando en el viaje. La fragata estaba al mando del joven capitán Fitz Roy. El país mejor recorrido fue Chile. Darwin estuvo en el Estrecho de Magallanes, en Chiloé, en Valdivia, cruzó la cordillera de Los Andes y llegó hasta Mendoza, hizo un viaje desde Valparaíso a Copiapó, estuvo algunos meses en Santiago. El viaje del Beagle demoró más de cinco años y un tercio de ese tiempo de Darwin estuvo dedicado a Chile. Sus observaciones sobre los indios fueguinos y de la zoología investigada le hicieron llegar a convencimientos que anota en su diario: “el ser humano debe ser entendido como el reultado de un proceso de evolución de su herencia genética, por sus rasgos físicos y psicológicos a través del tiempo”.
La teoría de Darwin desmintió las concepciones bíblicas sobre el origen del hombre. No podía ser considerada la especie humana de manera estática porque era el resultado de una evolución. Nadie había descubierto eso.
La fundación Ciencia y Evolución que organiza en Chile los homenajes a Darwin afirma que la publicación, en 1859, de “El origen de las especies” establece el verdadero mecanismo de la historia del hombre. Posteriormente el descubrimiento del ADN permitió detallar los resortes de un proceso de evolución y ratificó la teoría de Darwin, dándole así una sustentación verificada por la física y la química.
Es necesario decir que los descubrimientos de Darwin han sido tergiversados por algunos ideólogos para servir finalmente al racismo y a otros conceptos que nada tienen que ver con la ciencia. El filósofo Spencer interpretó la selección natural como la superioridad del más fuerte. Quería destruir los conceptos de Darwin afirmando que solo sobrevivían las especies superiores. Eso le sirvió a los nazis para desarrollar el llamado “darwinismo social”, absolutamente ajeno a los procesos de la evolución señalados por Darwin.
La mayor parte de las notas del sabio sobre la génesis de sus geniales descubrimientos tiene en su diario fecha y data en Chile. El viaje alrededor del mundo fue en realidad un viaje alrededor de Chile. Por eso celebrar al visionario científico y a su libro es reconocer lo que le debe la humanidad al descubridor de sus orígenes y en especial lo que Chile significó en la elaboración de sus teorías y su visión –la más aproximada posible- sobre nuestros orígenes en la tierra.
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Luis Alberto Mansilla
Periodista