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El doble mensaje de los encapuchados de ETA

viernes 17 de septiembre de 2010, 09:42h

Iban a conseguir una “Euzkadi socialista, reunificada y euskaldun", pero cincuenta años después Euzkadi no está reunificada, el socialismo vasco gobierna en Ajuria Enea con la derecha española, Navarra está a años luz de esa posible reunificación, existe una ley de partidos que ha excluido a la ETA sociológica del mundo institucional, hay cerca de setecientos vascos en las cárceles y en los cementerios casi un millar de muertos. Lograron se creara el GAL del seno del PSE, han hecho cientos de manifestaciones que no han servido para nada, han chantajeado a mucha gente por no comulgar con sus ideas y ahora nos anuncian el cese de ''las acciones ofensivas", aunque nadie sabe si de forma definitiva, o para ganar tiempo. Eso sí. La culpa siempre la tienen los demás y la autocrítica no aparece por ninguna parte. Esto es para mí el resumen de un inmenso fracaso.

Un ligero toque de pecho debería pedírseles, para no volver a caer en los mismos errores. Decía Chesterton del comunismo y del calvinismo: "Agotan sus dogmas y los llevan a la extenuación, hasta convertirlos en pesadilla".

Buena definición de lo que han sido estos treinta años sin querer quitar un ápice de responsabilidad a unas estructuras impuestas y salvaguardadas por una Constitución que encarga al ejército la defensa de sus fronteras y  la unidad de una “patria común e indivisible". Ya lo sé. No hace falta que me lo recuerden los que se dan con la capucha en el muro. Prefiero utilizar una mínima inteligencia política para tratar de avanzar ante hechos que están ahí. Y la violencia y el terror, salvando consideraciones éticas, se ha demostrado como un inmenso error, una miserable pérdida de tiempo, un envilecimiento en unas relaciones atrincheradas, gentes uniformadas en su vestimenta, con su puño en alto y sobre todo el fracaso de haber pasado de despreciar la presencia en las instituciones a sufrir las consecuencias de una injusta y rechazable ley de partidos para estar políticamente como locos en poder participar en las siguientes elecciones municipales y, todo gracias a un infantilismo político típico de adolescentes   que a mí me espanta y que tiene pocos visos de curarse en pocas semanas.

Tengo para mí que, a pesar de lo que digan, ni ETA ni la izquierda abertzale tienen un modelo de sociedad y de convivencia para el futuro y, mucho menos, las ideas claras sobre casi nada. No hay brújula, ni hoja de ruta; sólo el sospechoso intento de convertir un inmenso fracaso colectivo en la victoria de su épica, dejando para los demás el sambenito de que somos una pandilla de traidores, y gentes sospechosas. Y en la rueda de prensa de los tres encapuchados el “Bietan Jarrai”, es decir, que siguen.

Pero lo peor de semejante juego de manos sigue siendo lo que se pretende: que la gente no se dé cuenta de que hay mucha trampa y mercancía averiada. Lo que proclama hoy ETA como “la gran novedad y el gran resultado de su lucha” sigue ahí, virgen e inamovible, que es lo que ha supuesto que 50 años de violencia, de extorsión, de muerte, de manipulación y de chantaje no hayan servido más que para llevar desolación a la sociedad, proyectar la peor imagen de lo vasco y envilecer las relaciones entre los ciudadanos.

Ahí tenemos, por ejemplo, el caso de Navarra. En 1977, estaba muy cerca de lo que es hoy la Comunidad Autónoma Vasca. El grito “Nafarroa, Euzkadi da” (Navarra es Euzkadi) era la consigna de todos los actos públicos, de todas las manifestaciones, de todos los conciertos y kantaldis que se organizaban. Navarra estaba muy unida a todo lo vasco, mucho más incluso que Álava, hasta el punto de que en junio de 1977, en las primeras elecciones legislativas, el PNV presentó candidaturas para el Senado por los territorios de Álava, Bizkaia, Gipuzkoa y Navarra junto al PSOE y la lista independiente Esei en una plataforma que llamamos Compromiso Autonómico. Una especie de Lizarra transversal cuando el PSE reivindicaba Navarra como parte de la comunidad vasca y Rubial formaba parte de aquella candidatura que a los pocos días se reunió en Gernika con don Manuel de Irujo como presidente de la Asamblea de Parlamentarios Vascos tratando de desarrollar un trabajo conjunto y civilizado, pero, por encima de todo, político. Hubo hasta socialistas que plantearon, incluso, la incorporación de La Rioja a aquel proyecto. Tan es así que nada menos que Carlos Solchaga -elegido diputado por Navarra- fue el portavoz de los socialistas vascos en el Congreso de los Diputados.

Todo aquello estaba en marcha. Y no tengo duda de que los problemas del PSE con el PSOE y las maniobras de Urralburu hicieron que aquel proyecto se malograra, pero la auténtica causa de la actual situación de navarrismo exacerbado y antivasco que expresa cada día UPN sólo tiene un origen, independientemente de la existencia de un navarrismo trasnochado: la violencia de ETA.

Lo vasco se fue asociando de forma interesada a esa violencia continua, a ese chantaje permanente, a esa extorsión sin límite; y hoy uno de los nudos principales para el arreglo de la situación, en función de la territorialidad, se plantea en Navarra, a la que previamente ETA con su terrorismo y Batasuna con su silencio han enconado hasta el paroxismo. Por tanto, no se puede de repente, y sin que medie la menor reflexión, echar la culpa a todo el mundo, ponerse el manto de armiño, sacar el dedo acusador a pasear y comenzar a buscar culpables por todas partes.

De ahí que convendría hacerle a los encapuchados de ETA una serie de preguntas. Ya sé que al PP y al PSOE habría que hacerles otras diez preguntas. Pero eso será en una próxima entrega. Estas son ahora para ETA:

1) ¿No se sienten extraños con esa capucha blanca y esa txapela negra? ¿No creen toda esta puesta en escena sobra por ridícula y anacrónica

2) ¿Por qué no dicen ustedes de una vez por todas que la tregua o el alto al fuego no es solo dejar las acciones ofensivas, sino que es para siempre y para nunca jamás?

3) ¿Creen ustedes que el fin justifica los medios o, más bien, que los medios utilizados dignifican el fin?.  ¿Creen ustedes en los derechos humanos?

4) Euzkadi es como es. Con ríos y montes, con costa e interior. Con talo y con txistorra. Con Txakolí y Rioja. Con el Athletic y la Real, con el Osasuna y el Alavés, con ciclistas del equipo Euzkadi y con motoristas y corredores, pero también con vascos que votan al PP, al PSE, a Aralar, al PNV, a HB, a EA, a IU y hasta a la Falange. Para ustedes, ¿todos son vascos, o solamente lo son los que votan a lo que llaman ustedes izquierda abertzale?. ¿Ustedes trabajan para todo el país o sólo para los suyos?

5) ¿Se puede hacer un país excluyendo a los que no piensan como uno o hay que trabajar para lograr una mínima cohesión nacional tratando de sumar las pequeñas verdades de todo el mundo?

6) ¿Quieren trabajar ustedes en un país con instituciones o en uno parecido a aquella Albania de Enver Hoxha en que no haya más que una sola voluntad que es la que le dice al ciudadano lo que tiene que hacer; o más bien creen en un país con instituciones democráticas que están por encima de las contingencias de las personas?. En una Euzkadi libre y democrática, ¿existiría la Ertzaintza o serían ustedes la Ertzaintza?

7) Qué son más importantes para ustedes, ¿las personas o los territorios?

8) ¿Aceptan ustedes que la historia de Euzkadi no nació cuando en 1960 nació ETA o reconocen ustedes que Sabino Arana creó el nacionalismo vasco en 1895 pero que antes de él pasaron ríos de historia bajo los puentes?

9) Navarra para los nacionalistas es el corazón de Euzkadi, pero hay mucho navarro que no lo ve así. ¿Respetan ustedes la voluntad de los navarros y van a tratar de convencerles con la palabra o más bien quieren obligarles a que se sientan vascos a la fuerza?

10) En un sistema democrático se hace lo que aprueba la mayoría con absoluto respeto a las minorías. ¿Aceptan ustedes este axioma elemental de la democracia o creen que es al revés?

Como se puede observar, un cuestionario muy fácil de contestar para cualquier demócrata de buena voluntad que desea volcar toda su energía creativa en sacar adelante su país.

Creo que éstas son las 10 preguntas claves para un auténtico proceso de paz, independientemente de la ideología y las reivindicaciones que cada uno ponga encima de la mesa. Las del PNV son conocidas. “No hay camino para la paz. La paz es el camino” decía Ghandi. Lo demás es mucho ruido y estar a la última rueda de prensa o a la siguiente entrevista a unos encapuchados. Y es que, dígase lo que se diga, no se puede hacer una tortilla de patatas sin huevos y sin patatas. Vamos. Eso es lo que creo.

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