Y el fútbol ¿Dónde quedó

El entrenador y escritor Angel Cappa escribió en su libro “Y el fútbol ¿dónde está?” que el fútbol peruano goza de buena salud. Es que Cappa seguro no pensó entonces en el señor Julio César Uribe, técnico de la selección peruana de fútbol. Es que solo alguien que no está en su sano juicio puede tirar al tacho en 90 minutos algo que le costó tantas horas trabajo y esfuerzo: plantear un estilo de juego y formar un equipo.

Todo esto viene a cuento por la terrible actuación de la selección peruana este martes, en el partido contra Bolivia. Se empató 2-2 y se logró la clasificación a los cuartos de final de la Copa América, pero no creo pecar de antiperuano si confieso que durante varios minutos deseé –con los ojos cerrados y apretando los puños– que la selección pierda y quede fuera del torneo para que el técnico se vaya.

A veces se pierden batallas para pelear mejor en la guerra, y también se sabe que algunas veces hay que dar un paso atrás para tomar impulso e ir dos adelante. En eso pensaba cuando decidí que deseaba que pierda Perú, porque en el fondo sabía que se iba a ganar.

Uribe no debe dirigir la selección peruana. Le hace daño. Sus decisiones fuera de toda lógica ha provocado que el aficionado, el hincha común, el peruano de a pie que busca ser un poco más feliz viendo un partido de su selección de fútbol, esté molesto, amargo y se sienta burlado pese a haberse conseguido un virtual triunfo que es clasificar a la siguiente ronda del torneo y salvar del ridículo.

Y también perjudica a sus jugadores. Hace que futbolistas profesionales que rinden de seis puntos para arriba en sus clubes se vean así mismo como llaneros solitarios. Lo dice el capitán de la selección, el superexitoso Claudio Pizarro, flamante contratación del Chelsea inglés: “Si seguimos jugando así no llegaremos a ningún lado”. Da pena, ¿No?. No. Da vergüenza.

Por eso estoy seguro de que nadie que haya vivido el partido (desde su casa, por Internet o por leyendo los diarios por Internet) olvidará el bochorno de ver jugar así al equipo de todos. Osea, desde hace más de dos décadas ver a la selección peruana es una cita con el sufrimiento, pero al menos siempre te quedaba la ilusión de esperar un “chorrigolazo” (dícese de esos golazos de fuera del área que anotaba en los 90’ el volante Roberto ‘El Chorrillano’ Palacios), o de que otros digan que Perú juega lindo pero solo en el medio campo. Ya pues, está bien. Al menos jugábamos lindo. Pero el martes no quedó nada. Se jugó feo, muy feo.

Espero que el técnico haga que me trague mis palabras. Que haga las cosas “coherentemente”, vamos, ni si quiera bien, ni siquiera perfecto, porque dentro del campo algunas cosas no dependen de él, pero al menos que sea correcto, y que le devuelva el alma y el respeto a este equipo. Sino ya la cosa estaría en manos de los dirigentes. Ya sería hora de que vayan poniéndose los pantalones.


:: Fernando Lozano Chávez (Perú). Editor del Diariohispanoperuano y redactor de Deportes del diario El Comercio.