www.diariocritico.com

Nueva exposición en Madrid

Vuelve uno de los grandes/grandes: vuelve Antonio Carrilero

martes 27 de septiembre de 2011, 12:44h
El maestro Antonio Carrilero vuelve con su genial obra a Madrid. Una obra con la que este aficionado a los toros abrirá la Puerta Grande de la Sala Amador de los Ríos, algo así como Las Ventas de la pintura. Y olé.
No diga/escriba pintura. Diga/escriba Antonio Carrilero. El polifacético artista manchego vuelve a Madrid, a una de sus salas de mayor calado y exigencias a la hora de seleccionar sus muestras: la Amador de los Ríos. Y vuelve con varias de sus últimas geniales obras. Las de este albaceteño nacido en La Roda hace 74 años,que es un expresionista a la manera castellana. Lo es como Benjamín Palencia y nació como él en la provincia de Albacete, en la Roda, concretamente, ciudad en la que el interés desinteresado por el arte actual se manifiesta incluso en la existencia de un museo privado, fundado y mantenido sin medios económicos, pero con entusiasmo inmenso por Juan Martínez, rodense benemérito. Castilla vista desde Albacete no constituye una especial novedad. La Roda está en La Mancha y su paisaje es, por tanto, el más austero de España.

Semejante austeridad no es un problema, sino un acicate para un pintor como Carrilero. Cuando la tierra es siempre igual a ella misma, es en cambio la luz variopinta y multiforme. He visto cielos añiles en La Roda. He visto también luces filtrándose en abanico entre una pantalla de nubes. El rojo se hacía más destellante en alguna amapola y el verde plata más matizado en algún cactus humilde. Todo eso, la luz y las lontananzas ilimitadas, el color hiriente, hecho de luz, y algún que otro bodegón recortándose sobre el paisaje, es lo que Antonio Carrilero pinta infatigablemente días tras día. Su factura es larga, brutal incluso, una factura inserta en lo que Lafuente Ferrari denominó con acierto "la veta brava de la pintura española".

El empaste es directo, sin amasado posterior, pero con la intensidad necesaria para servirle de complemento a los colores limpios y puros, con preferencia de los primarios y escasos asordados. La composición se basa más en los ritmos entre forma y forma que en un sistema silogístico de pesos y contrapesos. Composición instintiva, por tanto, pero íntimamente adaptada al juego conjunto del color y de la materia. Esta pintura instintiva es ante todo pintura pura. Ningún otro paisaje se presta mejor que el de Castilla a esta posibilidad. Es su misma austeridad la que hace posible que el recodito o el riachuelo serpenteante no nos distraiga con su bonitura de la libre manifestación de los valores pictóricos. Antonio Carrilero sabe todo esto, pero no es por ello por lo que ha elegido a Castilla como tema.

Lo ha hecho más bien por ternura ante lo que considera como un bien íntimamente suyo y que recrea día a día con amor en sus lienzos. En definitiva, un grande/grande de la pintura española contemporáneo para disfrutarlo. 
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios