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Con Luis Merlo, Gonzalo de Castro, Emma Suárez y Belén López

Miguel del Arco nos sube a la escena su mejor 'Deseo', con un reparto de lujo

Miguel del Arco nos sube a la escena su mejor 'Deseo', con un reparto de lujo

jueves 07 de febrero de 2013, 10:03h
El polifacético Miguel del Arco, uno de los mayores 'monstruos' del arte de Talía en la actualidad estrena su nueva obra, 'Deseo'. Se trata de un perfecto juego de dos parejas que se asoman a su interior en un tan lúdico y divertido como reflexivo viaje emocional. Con un extraordinario reparto, y de la mano del Grupo Smedia, se podrá disfrutar en el madrileño Teatro Cofidis, antiguo Alcázar, antes de salir de gira por España.
¿Y cuál es el mayor deseo de Miguel del Arco? Él mismo nos lo cuenta: "Hay veces que si te dejas envolver por la oscuridad se consigue un estado de mayor percepción, más sensitivo, más propenso al viaje emocional... Ojalá sea el caso. Ese es nuestro deseo".  Para lo que colaboran a tope, y la crítica ya se ha entregado a la obra y a sus intérpretes, Luis Merlo, Gonzalo de Castro, Emma Suárez y Belén López.

De modo que tras agotar los grandes éxitos logrados con sus dos últimos montajes, que día a día colgaron el taquilla el también 'deseado' cartel de 'no hay billetes', Miguel del Arco nos presenta ahora esta su última creación: una obra escrita y dirigida por el propio dramaturgo que se estrena en el Teatro Cofidis de Madrid. O sea, una muesca más en su cinturón de triunfos, pues, se insiste, los últimos proyectos de Miguel del Arco han lanzado su carrera hacia lo más alto, convirtiéndole en el director actual más solicitado del momento.
 
¿De qué va el argumento? Pues acontece que Ana, una cuarentona casada desde hace veinte años con Manu, disfruta de los relatos sexuales que le hace Paula, de una edad parecida y sin compromiso, a la que ha conocido casualmente en el gimnasio. Paula es gráfica y expresiva al narrar sus aventuras, tal vez animada por el brillo voraz que reflejan los ojos de Ana. Empujadas ambas por el vér­tigo del deseo deciden llevar a cabo un experimento durante un fin de semana en la casa de campo de Ana y su marido, quien será objeto del mismo junto a su amigo Teo". Esa es la superficie con la que el públco se ríe, sí, claro, pero el fondo es, a la par, ácido y reflexivo para espectadores inteligentes.

 
 

 
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