Los museos más raros y divertidos

Uno de esos objetos cotidianos que vemos a diario y no nos planteamos visitar en un museo, a no ser por necesidad, es el inodoro que cuenta con su propia muestra permanente en la zona de Palam, en Nueva Delhi (India), y que desde 1992 alberga una colección de baños de distintas épocas.

   Y si de alimentos se trata, no nos podemos olvidar del Museo de la Banana, sito en Auburn, Washington (Estados Unidos). Un espacio destinado a la historia de los plátanos, en el que descubrir anécdotas tan curiosas como que antiguamente la gente comía la fruta sin pelar porque no era consciente.

   Los interesados en el fenómeno de la burbuja inmobiliaria tienen una cita obligada con el Museo del Ladrillo, que se encuentra en la ciudad de Maizuru, en Japón. Un edificio en el que los visitantes se sorprenderán de toda la información que puede existir en torno a los materiales de construcción.

   Sin salir de España cabe destacar el Museo de la Inquisición de Santillana del Mar (Cantabria), también conocido como Museo de la Tortura, un establecimiento que muestra instrumentos de tortura utilizados desde comienzos del siglo XIV hasta finales del siglo XIX cuando el Tribunal del Santo Oficio tenía la potestad para castigar a la población con el fin de preservar la pureza del catolicismo.

   Por último, y para los más cinéfilos no hay que olvidarse del Museo Internacional del Espía, que abrió sus puertas en 2002 en Washington DC con el fin de dar a conocer la práctica, la historia y el papel contemporáneo del espionaje, sin perder de vista a James Bond.