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¿Estamos locos o qué?

La columna de Gema Lendoiro: Fran Rivera y las grandes coherencias de su existencia (la real y la de las portadas)

La columna de Gema Lendoiro: Fran Rivera y las grandes coherencias de su existencia (la real y la de las portadas)

lunes 16 de septiembre de 2013, 11:31h
Desconozco el dinero que Hola ha pactado con Fran Rivera por la exclusiva de su boda. Como también desconozco el número de euros que a ésta se le restan por cada foto que se filtre de la ceremonia y fiesta a cualquier medio o redes sociales. Pero intuyo que la pasta es gansa (el torero vende un huevo) y el cabreo de la pareja ha de ser, ahora mismo, monumental. Tiene narices que las personas que acuden a tu boda te traicionen de esa manera. Una de dos, o eres muy panoli escogiendo amigos o los que acudieron a tu enlace no eran tan amigos como cabía esperar. 

Ahora bien, el torero, que ya se ha casado y cómo él quería, por todo lo alto, habrá de estar comprobando en sus carnes que en la vida una cosa es lo que se quiere y otra muy distinta lo que se tiene. Y a esto se puede llegar por dos vías; una porque el destino se empeña en fastidiarte el tema y te convierte en lo que comúnmente se denomina cenizo, la otra (la más común, además) porque no practicas el difícil arte de la coherencia. O dicho de otra manera, que si uno no quiere quemarse mejor que no se acerque al fuego.

La diferencia más abismal que hay entre el torero y su fallecida madre es que esta última tenía toda la gracia del mundo cuando reconocía que vendía su vida porque lo que quería era la pasta. Y no tenía prendas en contestar, previo pago y sentada en un plató, todas las preguntas que le hiciesen sobre su vida no tan privada. Y si la pillaban por la calle, atusaba la melena con ambas manos y decía: divinamente pero no se liaba a palos con los reporteros. Sin embargo el hijo no se aclara. Quiere preservar su intimidad pero de vez en cuando se marca exclusivazo en Hola. Bien es cierto que en esas entrevistas no dice nada. Y no porque Fran tenga el don del político de hablar durante horas para no decir rien de rien, no. Es que Fran tiene un discurso basado en las grandes obviedades de la vida. Frases que, de tan sencillas y obvias que son te provocan la sonrisa picarona a la par que te dejan bizca porque no sabes si está de coña o es realmente así. Discurso que comparte su ya mujer que, días antes del enlace, se marcó un speech en plan, "lo que más ilusión me hace de casarme con Fran es que sólo con él siento que doy este paso". Claro, las demás mujeres subimos al altar debatiéndonos entre nuestro futuro marido, el chico de los recados de la oficina y el butanero. 

El caso es que si uno va por la vida vendiendo intimidades (y una boda lo es) luego se encuentra con la mofa del pueblo llano, más en este país dónde tan ávidos de críticas estamos y si no que se lo pregunten a la del relaxin cup of café con leche. Crudo lo tiene Fran para mirar de frente y decir, dejen en paz a las familias (frase de otro gran coherente de la historia, ya saben, Julián Muñoz) porque sabremos a partir del miércoles con todo lujo de detalles cada uno de los pasos de la boda. Conoceremos hasta cómo se vistió la novia paso por paso (espero que Hola no decepcione y nos saque a la dulce Lourdes en bata mientras la maquillan y la peinan) Será delicioso ver las fotos con toda la sarta de frases más previsibles que la Pantoja en un concierto. Como deliciosas serán las preguntas que le hagan a ambos así como la redacción tan característica de la revista más chic del corazón. La novia estará, a buen seguro en alguna de las tropocientas páginas, "visiblemente emocionada" y "sentirá una sensación indescriptible cuando vi a Fran al entrar en la iglesia" (en este caso, una sala) Por supuesto, se echarán todos los piropos del mundo y jurarán por lo más sagrado que "este matrimonio es para toda la vida porque estamos hechos el uno para el otro" y ambos se dieron cuenta el mismo día que se conocieron. Bueno, ambos pero ella "al principio me mostré reticente por la fama de don Juan de él". Al final de esta frase el redactor añadirá, "ríe mientras dice esto". Y eso es lo que tiene más coña, que se ría. Muero de ganas.
Of course hablarán de los hijos y de lo que esperan para el futuro. A buen seguro que Lourdes se verá "rodeada de niños corriendo por toda la casa" (los mismos que harán que siempre se mantenga delgada, de correr detrás de ellos). Expresará sus impresiones de Fran como padre: dirá que es "Un padrazo" Directamente. Y si no que se lo pregunten a Eugenia Martínez de Irujo. No creo que se atreva (el día que suceda), a decir que Fran "es una hacha cambiando pañales y que la ayuda en todo" porque entonces el descojone puede ser generalizado. Pero en esta vida todo puede ser. Al fin y al cabo cuando se casó con Eugenia también dijo que era para toda la vida. No en vano se casó en peazo bodorrio en la catedral de Sevilla.

Como también muero de ganas de ver el posado de la familia. La foto de Fran (que las cosas como son, es muy guapo) con Julián, Cayetano y ya por fin Kiko Rivera Pantoja en plan: ¡una mala combinación de genes te pueden pasar una mala jugada, muchacho!, será, sin duda, el plato fuerte. Ver al hijo de Pantoja con chistera es un documento que no tiene precio. Me dicen que finalmente no fue y como eso se confirme, ¿para qué engañarnos? el reportaje no será lo mismo:

Mientras tanto podemos ver en todas las redes sociales el vestido (trasparente) de Lourdes, el ramo de "cierto" tamaño que en Galicia se llama sin contemplaciones: ramallo. Y la sonrisa perenne de la ya señora de Rivera. Son dos o tres fotos, poca cosa y de mala calidad pero suficientes para que la gente se entretenga un buen rato y, sobre todo, para que el cabreo de Fran sea (previsiblemente) monumental.

A pesar de la crítica, le deseo a la pareja larga vida matrimonial llena de felicidad, alegría, hijos que vengan y sobre todo mucha mucha fidelidad. Qué menos.

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