Ana Rosa Quintana, o cómo hacer un periodismo hilvanado

La tele no se caracteriza por ejercer un periodismo riguroso, exhaustivo y profundo. No al menos un magazine diario. Pero lo de Ana Rosa Quintana clama al cielo. Nunca antes una mujer menos preparada había aparecido como tan preparada. Su opinión es lo que suele prevalecer en ese programa. Da igual si está o no argumentada o sustentada con datos científicos.
El otro día llevó a su plató a una Doula para que se explicase sobre el polémico informe que el colegio de enfermería hizo sobre las mismas. No se sabe muy bien para qué la llevaron puesto que lo único que hicieron fue ridiculizarla. ¡Qué bonito, Ana Rosa! ¡Quién te vería a ti rodeada de expertos en finanzas haciéndote una entrevista con el mismo tonito displicente que tú utilizaste con la Doula! No nos caerá esa breva. Una faena.
Quién te sostiene es la audiencia, una audiencia compuesta en su mayoría por amas de casa sin estudios y gente que se cree a pies juntillas lo que dices, sea o no sea cierto. Así mal vamos. Muy mal.