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San Isidro: por fin una corrida de gran interés con toros (4) y toreros (2)

San Isidro: por fin una corrida de gran interés con toros (4) y toreros (2)
(Foto: EFE)

Encastado encierro de Juan Pedro, oreja para Luque y vuelta para Talavante

sábado 30 de mayo de 2015, 11:19h
Toros y toreros en conjunción astral para grandeza de la Fiesta que, en tardes como la de este viernes, alcanza altos niveles de un espectáculo pasional que cala en el graderío y estremece las fibras sensibles de sus ocupantes. Gracias a 3 toros de Juan Pedro y el sobrero de Parladé, y a Talavante y Luque. Gracias.
No es que fuera una corrida perfecta, que ya se sabe que la perfección no existe para el ser humano, mas si que sobre el ruedo acontecieron un puñado de hechos enorme interés. Porque el encierro de Juan Pedro con los garbanzos negros -o, mejor grises- de primero y cuarto, en éste en parte por culpa de Finito, el único de la terna que desmereció , cumplió sobradamente y con desigual bravura -pero bravura al fin y al cabo- ante los pencos, a los que solían acudir de lejos y con alegría. Y derrochó buen tranco y codicia de la buena, de la que surge del borbotón de la nobleza, con sus encastadas embestidas en las labores muleteriles.

Una catadura que también alumbró el sobrero de Parladé que puso broche de oro a la corrida. Ya dijimos que la perfección es imposible, por tanto no se debe pasar por alto la justeza de presentación y fuerzas, aunque todo lo tapaba la casta. Como señaló un aficionado al término del espectáculo: "joder con los otrora toros artistas. Vaya aun cambiazo que han pegado"

Y en verdad, en verdad de la buena, que llevaba toda la razón. Claro que si funciona el elemento esencial de la fiesta, o sea, el toro, para que el interés y la compulsión nos tenga pendientes del albero, es menester que sus antagonistas, los coletudos, también lo hagan. Con sus defectos, claro, pero con un balance favorable a sus aciertos.

No sólo un enfibrado Daniel Luque y un genial Talavante, no sólo. Porque también brillaron casi todos los hulanos, con mención especial para Manuel Cid al picar en el primero de Talavante y 'Carioca' en el último de Luque. Y en la brega y con los palitroques casi todos los de plata, con Trujillo -a las órdenes de Talavante- y los hermanos Algabeño y Antonio Chacón -de la cuadrilla de Luque-.

Ya se sabe que el extremeño, en sus comienzos una buena copia de José Tomás, es, cual escribiría Gloria Fuertes, 'oveja de ningún rebaño', que va por libre e improvisa a golpe de ocurrencias y corazón. En época de matadores y novilleros clónicos, Talavante es el más creativo e improvisador. Yo creo que ni él mismo sabe lo que va a desarrollar cuando marcha a la cara del funo. Ni falta que le hace, así nos sorprende, como en el inicio de faena al quinto, con variados pases de reclinatorio -algo rarísimo en él- con las astas rozándole el cuello.

Fallos con las armas toricidas

Para seguir de pie con el toreo fundamental de naturales -algunos de frente- y redondos, a los que añadió espaldinas, trincheras, desprecios y lo que se le fue ocurriendo, para acabar encunado con el encastado animal vencido. Pero volvió a matar de mala manera, por lo que perdió la Puerta Grande que se barruntaba. lo que no impidió una clamorosa vuelta al ruedo pedida por el cotarro. Y es que tampoco había despenado correctamente al segundo, en otra faena diferente, más centrada en el toreo al natural, pero un punto acelerada y con una parte final de pura improvisación. Añadir que con el percal también dio rienda suelta a su talento creativo en diversos quites.

Otro que nos hizo estar pendientes del escenario fue Luque, incluso volteado con imagen dramática -aunque sin cornada- al tragarse a pies juntos el segundo estatuario de su primer enemigo, cuya codicia embestidora fue sometiendo con quietud, distancia y ligazón a pesar de algunos altibajos y enganchones, pero con un final apoteósico con sus cambios de mano y la muleta al viés, o sea, las luquesinas, sin ayuda del estoque. Eso sí, precisamente la tizona quedó fea y se protestó con razón la concesión de la oreja.

El sevillano quería descerrojar esa mítica Puerta Grande y salió arreando frente al también encastado sexto, pero entre el viento que se desató y que sólo se acopló sobre la derecha, la labor no alcanzó lo que se esperaba, alo que también contribuyó un burel que se acabó pronto y que a otra estocada desprendida le antecedió un pinchazo.

También hizo el paseíllo, y poco más, este Finito de Córdoba nacido en Sabadell, que brilló en muletazos sueltos de la clase que atesora -y disimula salvo excepciones contadísimas- con el primero, el único que se repuchó en el caballo, pero el coletudo, siempre periférico, nunca pasó la raya que puede dar el triunfo, sí, mas también la cornada.

No le gustó el otro de su lote, ya más colaborador en el primer tercio, y tras varias probaturas también sin comprometerse se limitó a quitárselo de en medio. Él y su lote fueron las excepciones en una interesante tarde de las que hacen afición. Y olé.

FICHA DEL FESTEJO

Cinco toros de JUAN PEDRO DOMECQ, y 6º, sobrero, de PARLADÉ justos de trapío, cinqueños; flojos en general y nobles; 2º, 3º, 5º y 6º, bravos y encastados. FINITO DE CÓRDOBA: división tras aviso; silencio. ALEJANDRO TALAVANTE: silencio; vuelta. DANIEL LUQUE: oreja con algunas protestas;ovación. Plaza de Las Ventas, 29 de mayo. 21ª de Fria. Lleno.
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