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'Saint Malo', el Fernado Alfaro más reflexivo y feliz

'Saint Malo' nos trae a Fernado Alfaro con la calidad de siempre pero más reflexivo y feliz

El nuevo disco se presenta hoy en el Joy Eslava

viernes 30 de octubre de 2015, 10:07h
Es uno de los grandes/grandes de nuestra música. Lleva más de tres décadas en la lucha con grupos míticos como Surfon Bichos y Chucho, que eran 'indies' antes de la invención de este término que tanto se usa y del que tanto se abusa. Pero no sólo ha mejorado, sino que ahora, con su eterna calidad, como denominador común nos trae en 'Sainrt Malo' su faceta más reflexiva y a la par más feliz y desenfadada. Pongamos que se habla/escribe de Fernando Alfaro.

Un disco este 'Saint Malo' en el que Fernando Alfaro ha puesto toda su inspiración en letras y músicas diferentes y a la par muy propias de su estilo y vitola propios - con 13 canciones, 13 llenas de luz y vitalidad. Y, que como él mismo indica.: "Cada cual suena como quiere: más correosa, más ingrávida, más enamorada, más perruza..." para abarcar, así, una inmensa y rica variedad. Un disco que se presentará en sociedad en una de las salas más prestigiosas del panorama español, la Joy Eslava, el 30 de ocutbre.

Y es que este albacetense navega ahora, en 2015, visiblemente relajado, sin necesidad de retarse a sí mismo y con la mente lo suficientemente despejada como para adentrarse en alta mar con uno de sus cancioneros más espléndidos.He aquí el Alfaro más desacomplejado ever. Un Alfaro que se marca en "Velero" una medio-rumba sobre su condición de emigrante; emigrante, incluso de sí mismo, siempre subido al tren, siempre buscando un lugar en el que caer vivo. La canta con acento manchego-andaluz y juguetea con las palabras como un niño chinarro que se resiste a ser poeta serio.

Porque su letra dice así: "Escucha este cante, cante de remeros, sólo es un remedo, no tengo remedio, medio, te lo digo en serio, si me dices medio siempre digo entero". Buena parte de este "Saint-Malo" es un parte de las batallas libradas, un balance de desperfectos hecho ya en tierra firme, un 'estoy tan bien que ni me lo creo'. Hay que imaginar al de Albacete paseando por un parque de Laponia y, en medio de una bruma abrumadora (si se acepta el alfarismo), teniendo una epifanía que le llevará a componer "Saariselkä stroll".

Menor presupuesto, mejor resultado

Hay que imaginarlo en la mismísima gloria, un sábado por la mañana, mientras el sol se cuela por la ventana de esa habitación en la que transcurre "Pijama de fantasma". Hay que imaginarlo aterradamente feliz en "La eternidad". "Yo nunca hago canciones totalmente felices porque serían mentira", excusa. De ahí el psicodélico y turbio epílogo a "Eso fue todo" que siembra la duda eterna.

Aun así, "Saint-Malo" refuta dos grandes tópicos: que las grandes obras nacen del sufrimiento y que cuanto más dinero hay, mejores discos salen. Alfaro ha trabajado con el presupuesto más ajustado de su carrera, pero hay que ver lo ligero que avanza este repertorio, arropado por una tripulación capaz de abordar un vals o una nana y de guiñar un ojo a los Jam (en "El ascensor de Herodes") o a Yo La Tengo (en "La luna aplastada", con ayuda del polizón David Rodríguez).

"Mi juventud tarda en llegar", canta Alfaro en "Tempus fugit", rebasados ya los 50 años. Y sí, el disco viene plagado de referencias al paso del tiempo y flashes de otras épocas. Pero no son reflexiones amargas, sino que denotan la mirada propia del que ha encontrado un feliz puerto desde el que avistar la tormenta. Igual que Bob Dylan en "My back pages", Alfaro está más joven ahora que antes. Tan rejuvenecido suena en "Saint-Malo", que gran parte de estas trece canciones se pueden tararear. Como podrán comprobar los felices aficionados que acudan a la cita del Joy Eslava.

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