La más cómica, lúdica y autocrítica historia de España... en sólo 70 minutos

Aunque el título es el de 'Historia de España en 70 minutos' también se va más atrás, a la prehistoria, de donde arranca para, claro, desembocar en nuestros días y su más rabiosa -y nunca mejor escrito- actualidad en este repaso a nuestra más que complicada biografía social y política. Por supuesto, con una impecable labor de documentación, que le concede a la obra una comicidad autocrítica logrando hacer disfrutar a todo tipo de público, ya sean jóvenes estudiantes, ávidos historiadores o espectadores con ganas de reírse.

Esta producción, ahora de Dramákina Teatro, ya fue un auténtico éxito en su estreno absoluto hace cuatro años, en el Arenal, y ahora vuelve tras haber renovado y actualizado el texto su autor Ernesto Filardi, y dándole vida con Carlos Fapresto, Luna Paredes y Javi Rodenas (en la foto). Todos los miércoles, a partir de las seis de la tarde, en el Muñoz Seca.

Ese trío de actores son capaces de dar vida a los más de setenta personajes que entran y salen de escena pasándose el testigo unos a otros valiéndose de su trabajo físico y vocal, empleando decenas de elementos de atrezo y vestuario, y apoyándose en las proyecciones audiovisuales que ayudan a contextualizar la obra en cada uno de sus momentos.

Proyecto didáctico

Momentos que se suceden, como un perfecto engranaje de secuencias, mezclándose y solapándose, porque en 'Historia de España en 70 minutos' se observa la historia como un conjunto completo, un todo unido, no como una serie de secciones separadas y organizadas en compartimentos estancos, divididos por fechas, etapas o épocas. Desde la prehistoria, una sucesión ininterrumpida de hechos conducen a otros, y estos a su vez son causa de los siguientes, y así en adelante, consecuencia tras consecuencia, hasta llegar al final de la historia: nuestro presente.

Un minucioso trabajo de documentación fue la base para construir esta obra vertiginosa, que nació como proyecto didáctico para alumnos de secundaria, y que pronto pasó al público adulto. Imbuido de humor inteligente y cargado de detalles y datos reales, tanto el público en general como los historiadores más puntillosos han avalado la precisión histórica del espectáculo. Precisión que se combina con un elemento invariable a lo largo de estos setenta minutos: la búsqueda de la risa del espectador.

Porque la historia puede contarse de muchas maneras, pero entre risas se explica todo con la distancia suficiente como para comprenderla, como para comprendernos, mejor. Así, a la caricatura y el tono lúdico se le unen la objetividad y el sentido didáctico, obteniendo de este modo una combinación perfecta de humor, autocrítica y rigor que ha cosechado el aplauso de público y prensa durante tres temporadas consecutivas. Lo dicho/escrito: una cita imprescindible.