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Lecciones de un aniversario

Lecciones de un aniversario

sábado 28 de junio de 2008, 02:17h
La conmemoración del centenario del nacimiento de Salvador Allende ha dejado lecciones o temas para meditar. El más importante, que casi cuarenta años después del triunfo de la Unidad Popular, Chile está lejos de alcanzar la supuesta reconciliación.

Durante mucho tiempo, gran número de chilenos se han esforzado por reconstruir el país. No se puede negar que los países avanzan, crecen y se desarrollan sólo si todos, o la gran mayoría de sus habitantes, se juntan para perseguir una meta común. Y eso no ocurre en Chile. No entonces, en los años 60, ni tampoco ahora.

Hay un sector que sigue creyendo tener la verdad. Toda la verdad. Se sienten los dueños de la historia, de las fórmulas para alcanzar el desarrollo. Esto ocurre en ambos extremos del arco ideológico. Los que no están de acuerdo con ellos, no tienen derecho a nada. Y por supuesto, el primer derecho que se les quita es el de exponer sus ideas. Eso ha quedado clarísimo en este aniversario.

Fue bochornoso lo sucedido en el acto de homenaje a Allende realizado en la Plaza de la Constitución, cuando las pifias de parte del público aguaron los discursos de nada menos que el presidente del Partido Socialista, Camilo Escalona y del dirigente demócratacristiano Claudio Huepe, uno de los 13 DC que primero se pronunciaron en contra del golpe de Estado.

Los adversarios de Allende no se quedan atrás.  Sus argumentos destilan un odio tremendo para denostar al ex presidente y a sus partidarios, así como al gobierno de la Unidad Popular.

Para escribir la historia hace falta mesura, tranquilidad, tolerancia y una máxima disposición a reconocer lo bueno y lo no tan bueno de todas las posturas y tendencias. Ello no ocurre en el Chile de la primera década del siglo XXI. ¿Lo conseguiremos algún día?

Paralelamente, y mal que les pese a sus opositores, la imagen del Presidente Allende crece en el mundo. Así lo demuestran la cantidad de actos  organizados en su homenaje en más de 20 países, a propósito del centenario de su nacimiento.

Se recuerda  no sólo su acto heroico, sino también su consecuencia y los valores que marcaron su actuar como político.  El se propuso llegar a la Presidencia, porque pensó que para cambiar Chile era decisivo conseguir el poder político. Y fue cuatro veces candidato a la Presidencia. Esto se dice muy pronto. ¡Cuatro veces, es decir, fue candidato a lo largo un cuarto de siglo! ¿Y es que no había otra forma de obtener el poder? Sí que la  había. Pero Allende se propuso hacerlo por la vía electoral y respetando el sistema de partidos y la legalidad existente en ese momento.

La llamada revolución del mayo francés debiera haber demostrado que el cielo no se puede tocar simplemente levantando la mano. Es bastante más difícil que eso. Como dice una canción, las actuales generaciones descubrieron que debajo de las baldosas de las calles de París no había playas ni estaba el mar. Sin embargo, nuevamente pareciera que vivimos lo mismo.

La prolongada huelga de los estudiantes, con su secuela de tomas de liceos y universidades, violencia callejera y represión, debiera hacer pensar a los líderes estudiantiles. Si su objetivo es paralizar la tramitación del nuevo proyecto de educación, deben saber que eso sólo se traducirá en la vigencia de la actual ley orgánica dictada por Pinochet. Y quizás por cuánto tiempo más, hasta que concuerden los sectores políticos una nueva ley.

Resulta difícil entender ese razonamiento. Es cierto que la Concertación, desde el año 1990 hasta la fecha, ha ido avanzando lentamente. Pero ha avanzado. El Chile de hoy es muy, pero muy distinto al de hace diez, quince o veinte años. Y esto hay que reconocerlo.

Aún así hay tareas por delante.  Queremos un Chile democrático de verdad, sin trabas pinochetistas en el sistema electoral, con un sistema previsional y de salud que funcione lo mejor posible. Lo mismo en la educación. Pero las herencias de la dictadura son muy profundas. No se puede conseguir todo de inmediato. Y pese a este “no se puede”, se avanza.

Como lo hizo Allende. Paso a paso y con convicción. No podremos llegar a ser un país desarrollado mientras no seamos capaces de ser tolerantes, de respetarnos  todos, de dar un paso adelante y otro, y otro más. Sólo entonces estaremos honrando de verdad la memoria del Presidente de la Unidad Popular.

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Leonardo Cáceres
Periodista
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