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Adversidad

domingo 30 de abril de 2023, 09:58h

Esto me pone. Todos están en mi contra: parte de mi gobierno, la oposición, los ciudadanos, la calle, las encuestas, los datos económicos, las proyecciones de futuro…. Me da igual.

Vuelve a ser mi hora. Aquí me crezco yo, Pedro Sánchez, el presidente (del gobierno, por ahora, pero todo se andará…).

47 millones de euros en propaganda nos vamos a gastar en las próximas semanas, es decir, justo cuando van a ir a votar los ciudadanos españoles para elegir a sus alcaldes y a sus diputados autonómicos.

Y ahora con la nueva Ley de la vivienda, ya he empezado a poner nerviosos a los currantes que tienen una segunda o tercera vivienda. Ya no sabrán si alquilar para completar un poco su pensión, vender, o ir cediéndolas ya a sus hijos treintañeros, que no salen de casa ni por equivocación.

Pero que no se preocupen estos pequeños propietarios porque aquí está su gobierno. Primero el palo, los inquieto, les añado un poco más de inseguridad jurídica, de miedo a los okupas.

Está bien para ir bajándoles los humos. Luego vendrá la zanahoria en forma de ayuditas de 300 o 400 € (tengo que ir pensando ya en darles un nombre apropiado, rimbombante y halagador de la clase trabajadora, que eso se acaba transformando en votos).

Euros que, por supuesto, antes les habré quitado a ellos mismos en forma de impuestos, y así quedarán contentos con su gobierno y con su presidente, un servidor.


Diecisiete veces nos ha pedido ya la Asociación de Víctimas de la Ocupación que los recibamos en Moncloa y hemos dado otros tantos silencios administrativos por respuesta. Estos chicos osan venir a mi propia casa a criticarme.

No se puede ver desvergüenza mayor. ¿Que creo inseguridad jurídica? Si hay que crearla, se crea. Todo por España. Si yo le falto a este país, ¿qué va a ser de él? Úrsula, mi von der Leyen, ya pondrá todos sus recursos para que no sea así. Y, de fracasar en el intento, no albergo la menor duda de que borraría España del mapa de la UE, la expulsaría incluso.








Por ahora, sólo quiero tener contentos en los próximos meses, y hasta el final de la legislatura, a Unidas Podemos, a Bildu y a ERC que, si no, son capaces de quitarme de Moncloa en pleno semestre de la presidencia de España en la UE. No podría soportarlo. ¡Cómo me voy a molar! ¡Con lo que me van a mi las cámaras! Es que me quieren mogollón. Es lo que tiene ser guapo. Sin duda, no solo el presidente más sexi de todas las democracias europeas, sino el más guapo de todos los tiempos. El único que me hace algo de sombra es Felipe, el de Borbón y Grecia –no sé por qué aquí le llaman VI, a ver si pongo un rato para averiguarlo porque lo mismo le aplicamos también la Ley 20 / 2022, de Memoria Democrática–. Pero ya tengo un plan. Hasta ahí puedo leer. Como con todo lo que hago voy a sorprender a propios y a extraños. No van a poder reaccionar siquiera en el primer momento porque no les voy a dar tiempo…


Lo que más me molesta es que no paran de referirse a mí con términos como soberbio, arrogante, altanero… Si ellos supieran, como yo, que siempre estoy en posesión de la verdad, hablarían de otro modo. La verdad es siempre lo que yo diga. No sé cómo pueden atreverse a dudarlo algunos ciudadanos. Tengo que decirle a mis dos Félix (Bolaños y Tezanos), que vayan preparando un plan y una encuesta en donde todos aquellos que sigan pensando esto de mí, pasen a disposición judicial y sean expulsados a Siberia, o así, que ya me las arreglaré yo con Putin cuando presida la UE.


Por ahora, sigamos profundizando en ese lanzamiento del nuevo plan de vivienda. Los malos dicen que por qué no lo hemos hecho durante estos últimos cinco años de gobierno y que hemos esperado a anunciarlo justamente antes de las elecciones del 28 M. Puedo decir y digo (¡Uy, que mal queda esta expresión! Me recuerda a Suárez), que en cuanto veamos cómo soslayar que las competencias directas para otorgar permisos, calificar o descalificar suelos, etc., las tienen las Comunidades Autónomas y los municipios, aún vamos a ir más lejos. Pero eso no lo sabe el ciudadano. Aquí de lo que se trata es de prometer y prometer. ¡Con el buen resultado que me dio ese método de la utilización sistemática de la falacia y la mentira en las elecciones del 19! Voy a construir cien o doscientas mil viviendas, y a dar sueldos de tres mil euros mensuales a todos los españoles de bien, y a hacer que vuelva Ferrovial, y a cerrar las fronteras a cualquier otra súper empresa que quiera fijar su sede fuera de la piel de toro. Estos no saben quién es Sánchez, quien soy yo, pero si lo quieren averiguar, estoy dispuesto a mostrárselo.

Ahora tengo que entrenar un poco más. Los más observadores aún percibieron mi crispación cuando durante las intervenciones de Núñez Feijóo, el último día en que pudimos enfrentarnos en el Senado, yo me reía algo nervioso, consultaba mi móvil, buscaba la complicidad de mis vicepresidentas Calviño y Díaz. No, no podía dejar de pensar en las malas expectativas de derrota que me pronostican las encuestas. Pero esa debilidad de carácter no puedo mostrarla con tanta facilidad. Aún tenemos muchos meses por delante hasta diciembre. Claro que como el 28 M los ciudadanos me den una patada en el trasero de los alcaldes y presidentes autonómicos de mi partido, no sé qué vamos a hacer. Demos tiempo al tiempo y, por ahora, centrémonos en la campaña, aunque ninguno de mis compañeros quiera posar junto a mi en sus fotos. Ya hablaremos también de eso, ya hablaremos después….

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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