La auténtica Fiesta de los toros, no la adulterada que nos venden los taurinos profesionales que la manejan y manipulan, lució este martes de nuevo en La Monumental. Y lo hizo merced a los bureles que nos trajo un ganadero a la antigua usanza, José Escolar, siempre fiel a sus principios de buscar el toro auténtico. El que vende cara su vida y pide a los coletudos el carnet de valor y conocimiento. No siempre lo consigue el bueno de Escolar, claro, tampoco esta tarde en los seis que trajo a la feria, mas cuando algunos de sus animales son protagonistas por estar adornados con la casta verdadera, es un gozo para los espectadores, no tanto para sus antagonistas, salvo los que aúnan esos redaños y ese saber no exento de sabor. Como, por ejemplo, Gómez del Pilar, único de la terna, que completaban Esaú Fernández y Miguel de Pablo, que estuvo a la altura de las exigencias de su lote, sobre todo de 'Calentito', su segundo, al que cortó una oreja de mucho peso. De verdad de verdad de la buena. Y olé.
Ese quinto, serio, cuajado y armónico, provocó que restallasen las palmas al aparecer por la puerta de chiqueros, -cual aconteció con 2º y 6º-, y no destacó en el caballo -la verdad es que ninguno-, pese a los intentos de Gómez de Pilar que lo puso tres veces en suerte. Apretó en banderillas -luciéndose también con la verdad Víctor del Pozo, su subalterno-, y su galpón de fiereza también llegó al último tercio. Necesitaba un antagonista con sabiduría y derroche de testosterona. Y allí estaba el madrileño, entregado a la causa: primero se dobló por bajo para intentar domeñarlo, lo que consiguió a medias.
No se arredró, porque de inmediato, siempre en el sitio y tragando mas que una legión de hambrientos, Gómez del Pilar le fue robando series de gran intensidad por los dos pitones en las que intercaló también buenos pases junto a algunos enganchones. No era una faena de pitiminí, sino de verdad, jugándose la femoral y con el cotarro sufriendo en los tendidos casi tanto como él, y tan de su parte porque se supo valorar a 'Calentito'. En definitiva que el coletudo, muy maltratado por el sistema a pesar de que lleva años mostrando sus condiciones, echó en su esportón un trofeo de muchísimo peso. Loor a él.
En su primero, al que recibió con unas verónica arrebatadas, en el único toreo de capote en toda la tarde, bastante hizo con intentar lo imposible con este animal que era una devanadera de hachazos. Y pare usted de contar, porque ni Esaú ni De Pablo estuvieron a la altura. Al sevillano, ventajista y vulgar pegapases en grado sumo, se le fue otro toro encastado, e incluso noblón, el cuarto. Y se justificó mínimamente con el que abrió festejo de escasa entrega. Tampoco el colmenareño, que acusó lo poco que actúa, gustó.
Ni con su primero, que dentro de que era un ‘josescolar, iba y venía ante un acelerado y desconfiado coletudo, ni con el que cerró función, que aunque llevaba la cara alta y no se empleaba mucho, dio la impresión de que ofrecía algunas opciones que De Pablo no supo encontrar. Por fortuna, aunque le volteó en lo que parecía un percance serio -tras el cual De Pablo volvió pundonorosamente a unos intentos ya imposibles- todo quedó en una paliza.
FICHA
Toros de JOSÉ ESCOLAR, bien aunque desigualmente presentados y astifinos destacando el trapío de 2º, 5º y 6º. Mansos, duros y correosos, con 1º, 2º y 3º descastados; 4º -noble- y 5º encastados y 6º manejable. ESAÚ FERNÁNDEZ: silencio; pitos. GÓMEZ DEL PILAR: silencio tras aviso; oreja tras aviso. MIGUEL DE PABLO: silencio; silencio. Plaza de Las Ventas, 3 de junio, 22ª de Feria. Dos tercios de entrada (17.219 espectadores, según la empresa). Enfermería: Miguel de Pablo fue atendido, tras la muerte del 6º toro, de un puntazo corrido en la región lumbar y sacroilíaca derecha. Pronóstico reservado.
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