La Sala Lola Membrives del Teatro Lara acoge hasta mediados de junio próximo una divertida comedia musical sobre el día a día de cualquier oficina de nuestro entorno, con jefes altivos que juegan a ser falsamente cercanos, y trabajadores tan hartos de soportar sus sandeces como necesitados de llevar un sueldo a casa. Se trata de ‘Atrapadas en la ofi’, una pieza dirigida por Sara Perez y Emma DeMartino, con dramaturgia de este último, y a partir de una idea original también de Emma De Martino y Martín Mazzón.
Es viernes y los cuatro compañeros de una oficina de seguros están a punto de echar el cierre. Siguen sonando aún las últimas llamadas en la centralita que atiende Mariana (Lucía Ambrosini), mientras Enrique, el chico de los recados (Juan Antonio Plazas) está predispuesto a hacer un último favor a Sebas, el fátuo y egocéntrico gerente (Ricky Merino) y, como siempre, la directora de RR. HH., Pilar (Paula García Lara), va a quedarse algún tiempo más para ultimar los últimos flecos de la semana. Antes, sin embargo, entrega una nueva tarjeta de control a cada uno de sus tres compañeros que da acceso a la oficina, pero un inopinado apagón (como el que todos los españoles tuvimos el lunes 28 durante más de 10 horas), los deja encerrados y ahí tienen que sobrellevarse hasta que alguien se acuerde de ellos y puedan ser rescatados, o se les ocurra alguna estrategia que permita acabar con esa cárcel sobrevenida.
Entre temas musicales de los 80 (Sting, Bon Jovi, alguna canción de Armas de mujer…), estupendamente cantadas por los cuatro actores cantantes, la tensión del encierro acaba por revelar las personalidades que, con tanto tacto e hipocresía se encubren durante cada jornada cotidiana. Así, Mariana, quien sueña con acabar montando un pequeño local de comidas en Latina, no puede aguantar más y canta las cuarenta a su jefe, el Gerente, un hombre creído, machista, con coche de última generación esperándole en la puerta, siempre con varias conquistas simultáneas de veinteañeras fascinadas por su posición social y su nivel económico. Pilar, la responsable de Recursos Humanos, no para de comer dulces, se muestra siempre distante, insegura y altiva y, en el fondo, encubre una soledad no deseada que la ha sumido en una amargura permanente, mientras que El Chico de los recados, siempre en moto de acá para allá y siempre “fumado”, resulta ser el más feliz de los cuatro compañeros.
La ambientación artística de la historia la ponen Javier Velo (diseñador del sencillo espacio escenográfico), Emma De Martino (iluminación) y Natalia Cicarelli (vestuario).
‘Atrapadas en la ofi’ parte de una historia cotidiana en la que buena parte del público que acude a disfrutar con la comedia musical se ve inmediatamente reconocido en el seno de su empresa. El buen hacer de los cuatro intérpretes, que transitan entre los diálogos, las canciones y las coreografías que las ilustran, hacen la delicia del respetable y durante más de hora y cuarto sueña con lanzarle también a sus jefes las verdades del barquero para que, de una vez por todas, caigan de su pedestal. Una propuesta amable y divertida de las que hacen olvidarse al espectador de sus problemas cotidianos. Esos que, a la salida, no tendrá más remedio que seguir afrontando.
‘Atrapadas en la ofi’
Dirección: Sara Perez y Emma De Martino Idea original: Emma De Martino y Martín Mazzón Dramaturgia: Emma De Martino Intérpretes: Lucía Ambrosini / Noelia Marló, Ricky Merino, Paula García Lara, Juan Antonio Plazas Escenografía: Javier Velo Iluminación: Emma De Martino Vestuario: Natalia Cicarelli Técnico de iluminación y sonido: Fotografía: Fabian Morassut Prensa y comunicación: Juanjo Gonzalez Producción: La Coja Producciones Producción Ejecutiva: María Ortega Teatro Lara, Madrid Jueves y sábados, hasta el 14 de junio de 2025
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
LInkedIn: https://www.linkedin.com/in/josé-miguel-vila-8642271a/
Entre temas musicales de los 80 (Sting, Bon Jovi, alguna canción de Armas de mujer…), estupendamente cantadas por los cuatro actores cantantes, la tensión del encierro acaba por revelar las personalidades que, con tanto tacto e hipocresía se encubren durante cada jornada cotidiana. Así, Mariana, quien sueña con acabar montando un pequeño local de comidas en Latina, no puede aguantar más y canta las cuarenta a su jefe, el Gerente, un hombre creído, machista, con coche de última generación esperándole en la puerta, siempre con varias conquistas simultáneas de veinteañeras fascinadas por su posición social y su nivel económico. Pilar, la responsable de Recursos Humanos, no para de comer dulces, se muestra siempre distante, insegura y altiva y, en el fondo, encubre una soledad no deseada que la ha sumido en una amargura permanente, mientras que El Chico de los recados, siempre en moto de acá para allá y siempre “fumado”, resulta ser el más feliz de los cuatro compañeros.
‘Atrapadas en la ofi’ parte de una historia cotidiana en la que buena parte del público que acude a disfrutar con la comedia musical se ve inmediatamente reconocido en el seno de su empresa. El buen hacer de los cuatro intérpretes, que transitan entre los diálogos, las canciones y las coreografías que las ilustran, hacen la delicia del respetable y durante más de hora y cuarto sueña con lanzarle también a sus jefes las verdades del barquero para que, de una vez por todas, caigan de su pedestal. Una propuesta amable y divertida de las que hacen olvidarse al espectador de sus problemas cotidianos. Esos que, a la salida, no tendrá más remedio que seguir afrontando.
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