Crítica de la obra de teatro 'Bengala': un hombre, un sueño, miles de golpes

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sábado 29 de enero de 2022, 16:07h

El boxeador profesional argentino Sergio Gabriel Martínez, Maravilla, encarnó ayer por última vez sobre el escenario del Pequeño Teatro Gran Vía a un compañero de cuadrilátero -aunque sea solo en la ficción-, apodado ‘Bengala’. La intensidad emocional, la entrega, la pasión, la fuerza y el calor con que un boxeador habla, entrena, vive, sufre, sueña, está a punto de ser derrotado en el ring y busca con el mismo denuedo la victoria entre las cuerdas como en la vida, solo puede ser interpretado por otro boxeador. Aquí Maravilla es ‘Bengala’ y viceversa.

En el montaje de ‘Bengala’ se parte de la dramaturgia de Alfredo Megna, que dirige Adrián Navarro, pone la música original y en directo Facundo Quiroga, e ilumina Juan Seade. Todos ellos son piezas perfectas de un mecano teatral que conecta directamente en Sergio Maravilla quien levanta una propuesta en la que hace un derroche físico y emocional que traspasa el alma del espectador con la misma fuerza que un relato de su paisano Jorge Luis Borges, y dejándolo tocado tras los 70 minutos de función.

En efecto, en poco más de una hora se puede condensar toda una vida de esfuerzos, de sueños, de frustraciones, de alegrías, de entrenamientos, de victorias y de derrotas. ‘¡Por supuesto que sí! ¿no dicen que un moribundo puede repasar en sus últimos segundos de vida la película entera de su existencia? Aquí, en ‘Bengala’ sucede, desde luego. Un solo actor en el ring, pero siete personajes danzando por allí: la Vanessa –su gran mujer -, el Paco -su entrenador-, el Pollo –su amigo-, el Doctor, el Árbitro, su Madre. Su sueño eterno es comprar “una casita”, con su pequeño patio y su jardín con un árbol que acabará siendo bien grande, un jacarandá. Y, desparramados por el jardín y por el resto de la casa, sus deseos, tal vez vividos, tal vez soñados. Y esas docenas de combates en los que ‘Bengala’ lucha con todas sus fuerzas para no caer en la lona y, en cualquier descuido, acabar con el contrario.

El boxeo es casi una religión con miles de adeptos que, por cierto, en estos tiempos líquidos no son muy bien vistos por el resto de la sociedad. Existen en todas las capas sociales, económicas y culturales, lo confiesen abiertamente o no, y este ‘Bengala’ extrae con mirada compasiva y cómplice lo mejor de un deporte que exige mucho a quien lo practica y sin ninguna seguridad de que todo acabe bien, como en los cuentos.

Una propuesta escénica estupenda con un Sergio Maravilla que tiene tanto de actor como de boxeador. En su última función en el Pequeño Teatro Gran Vía terminó más que emocionado y compartiendo los aplausos del público con todos quienes han tenido el acierto de levantar un montaje que ya estuvo mucho tiempo en Sala Norte y que, desde luego, merece tener más larga acogida en cualquier otra sala madrileña. Muy interesante.