Crítica de la obra de teatro 'Eclipse total': gira il mondo gira...

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viernes 10 de junio de 2022, 13:02h

La compañía valenciana de teatro Pont Flotant vuelve a su casa, al Teatro de la Abadía, donde permanecerá hasta el próximo 19 de junio con su última creación, ‘Eclipse total’. Y, ciertamente, la cosa parte de un eclipse, ese raro y magnético fenómeno astronómico que turba a todos los seres de la tierra cuando, cada cierto tiempo, alinea astros y planetas, oscurece la faz de la tierra y ese solo y simple hecho casi anunciador del final que, tarde o temprano, todos sabemos que llegará, hombres, pájaros, insectos, elefantes, leones y demás bestias que habitamos la tierra, sentimos algo muy profundo e inquietante, casi desconocido a pesar de que sepamos cuándo, dónde y cuánto tiempo estaremos sometidos a él...

Ese fenómeno sirve a Pont Flotant, es decir, a los cuatro magníficos, Àlex Cantó, Joan Collado, Jesús Muñoz y Pau Pons, para escribir y dirigir un texto lleno de sencillez y profunda emoción sobre la condición humana, que aquí llevan a escena Àlex Cantó y Jesús Muñoz con una cercanía y una aparente facilidad y naturalidad más que envidiables.

Partiendo de una pequeña tira de papel, cogida por los dos intérpretes, que van extendiendo hasta hacerla de más de diez metros. Y, tirando y tirando hasta extenderlas sucesivamente en su totalidad, conectan con otra nueva tira, y otra, y otra… Así hasta veinte o treinta, en las que señalan esquemáticamente, y partiendo del árbol genealógico inmediato de los dos intérpretes (parejas, hijos, padres, abuelos, bisabuelos…), la íntima y profunda conexión de todos los hombres y mujeres con sus semejantes de todos los siglos y épocas pasadas de la historia del ser humano sobre la tierra… Pero también con los que han de sucedernos. Pasado, presente y futuro son cortes diacrónicos de una misma realidad, la de la existencia del ser humano.

Sí, porque nada de lo humano me es ajeno, vienen a decir los actores, dramaturgos y directores valencianos que, en el fondo y divertidísimo meollo de la historia que proponen, reúnen en torno a una mesa familiar (alargada, con 12 sillas alrededor…), situada sobre una plataforma circular, a todos los miembros del clan en torno a una celebración cualquiera que, lógicamente y más tratándose de valencianos, no puede faltar la paella. Ambos intérpretes asumen de forma asombrosa y realista las identidades de sus padres, sus abuelos, sus parejas, sus hijos… Y todo ello con un cuidado, un respeto hacia el pasado y hacia el futuro, que levantan las sonrisas, los recuerdos, las emociones, la alegría y el dolor por lo vivido y lo no vivido en todos y cada uno de los espectadores que van a darse cita en la Sala José Luis Alonso de La Abadía durante todos estos días.

La propuesta es verdaderamente emocionante, conmovedora, estimulante, evocadora, vibrante, embelesadora y llena de vida… Y de muerte, claro, ambas son caras de la moneda de la existencia, porque la una no puede entenderse sin la otra. Y en todas y cada una de nuestras vidas que, a lo sumo, y en las últimas décadas, pueden llegar a cumplir hasta un siglo, hay que saber extraer lo mejor de cada uno de los seres con los que nos toca vivir y convivir.

Partiendo de ese sencillo y eficacísimo diseño escenográfico –completado por unos cuantos globos de diverso tamaño que evocan astros y planetas-, que ha creado la propia compañía Pont Flotant, autora también del vestuario de Alex y Jesús, los dos personajes protagonistas, Marc Gonzalo la ha iluminado poéticamente y Adolfo García ha diseñado el espacio sonoro con idéntica sensibilidad y acierto.

Si ese ‘Eclipse total’ es una especie de premonición metafórica del final de nuestros días, está claro que no queda otra que asumirlo y, dado su inevitabilidad, hay que hacer de la necesidad virtud y tratar de que la sencillez, el amor, la convivencia, el respeto y el humor sean, si no el único, sí el mejor camino a recorrer para llegar hasta ese final anunciado con la máxima dignidad. Y, mientras tanto, como aliciente para el recorrido, no está demás hacerlo con canciones tan eternas y emblemáticas como aquella de Gira il mondo gira…

Una propuesta deliciosa y que no debieras perderte. Esto es teatro. Y del mejor.