'Estaciones de Isadora': dolor, poesía, música, danza y palabra

Isadora Duncan (1877-1927), la genial bailarina estadounidense, marcó un antes y un después en la historia de la danza. Su genio, su rebeldía, su entrega y su pasión fueron necesarios para sacar a flote su arte, pero la vida no le vino de cara. Antes al contrario, sufrió y padeció lo indecible por haber nadado siempre a contracorriente por su manera de vivir: después de haber recorrido medio mundo, haber tenido hijos con varios hombres (no creía en el matrimonio), y de perderlos de forma trágica en un desgraciado accidente. Lo tuvo todo y, al mismo tiempo, tuvo que sobrevivir en la más absoluta pobreza. Su autobiografía, Mi vida, fue publicada en 1927 e impresionó tanto a Beatriz Argüello que siempre quiso montar un espectáculo sobre la bailarina…

Ahora, en la Sala Margarita Xirgu del Teatro Español, puede verse ‘Estaciones de Isadora’, un montaje que ha podido llevarse a cabo gracias a la intensa complicidad y colaboración de Hugo Pérez de la Pica y la propia Beatriz Argüello en donde se fusionan poesía, música, danza y teatro para evocar en unos 70 minutos la figura de la bailarina estadounidense, a través de un lenguaje entre surrealista y onírico, con bellísimas palabras de Pérez de la Pica en boca de Beatriz que, además, baila estupendamente -descubriendo así al espectador un aspecto muy poco conocido de la actriz-, y bajo los acordes de un piano primorosamente tocado por Mikhail Studyonov, que ejecuta piezas de Chopin, Stravinski o Scriabin (entre otros), marcando los momentos cruciales de la agitada vida de Isadora.

Todo se desarrolla sobre una escenografía mínima, montada sobre un suelo brillante por donde evoluciona triste, etérea, dolida o desesperada Isadora. En el extremo izquierdo del escenario, el piano, en el fondo un precioso armario de época con espejos en las puertas, y a la derecha un pequeño mueble con un cajón debajo lleno de agua, que parece brotar del mismo suelo. Beatriz está inmensa, profunda, muy potente físicamente, estilizada, delicada en sus movimientos acompasados con la música interpretada por Studyonov, y dando una intensidad y emoción a la palabra que recita desde las mismas entrañas y en todas las posiciones físicas posibles (tumbada, sentada, de pié…), y a los evocadores silencios llenos de respiraciones intensas y controladas tras las evoluciones de las varias piezas que ejecuta.

Sensaciones, sentimientos, recuerdos y evocaciones de la bailarina se entrelazan de forma onírica y voluntariamente desordenada para trenzar un lienzo (¡preciosa la luz de Miguel Pérez Muñoz!) en el que los figurines de Rosa García Andújar hacen honor a la sutileza de cuanto sucede en escena, y que termina con un cambio de atuendo entre sombras proyectadas sobre el armario, que se traducen en un precioso vestido rojo pasión con el que Isadora se despide de este mundo para alcanzar la gloria que está reservada solo a las grandes artistas: “…me quedaré sola, con mi pequeño vestido de carne, frente a las puertas del purgatorio, esperando que después de siglos, los hombres encuentren entre las ruinas lo que quedó de mi espíritu…”.

Un espectáculo delicadísimo, sutil, poético, bellamente construido por la palabra escrita de Hugo Pérez de la Pica (siete poemas en total), que Beatriz Argüello expresa como nadie. Eso sí, absténganse de acudir a la Sala Margarita Xirgu almas no dotadas de un mínimo de sensibilidad. Sería ocioso, gratuito e innecesario para la inmensa densidad poética allí concentrada de principio a fin del espectáculo.

‘Estaciones de Isadora’

Texto: Hugo Pérez de la Pica

Dirección: Beatriz Argüello y Hugo Pérez de la Pica

Intérprete: Beatriz Argüello

Piano: Mikhail Studyonov

Coreografía: Helena Berrozpe con la colaboración de Daniel Abreu

Espacio escénico: Beatriz Argüello y Hugo Pérez de la Pica

Figurinista: Rosa García Andújar

Iluminación: Miguel Pérez Muñoz

Espacio sonoro: Mikhail Studyonov

Ayudante de dirección: Fran Guinot

Teatro Español, Madrid

Del 1 al 20 de noviembre de 2016