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'La función por hacer', la gota inicial de un mar de emociones kamikazes

'La función por hacer', la gota inicial de un mar de emociones kamikazes

martes 13 de septiembre de 2016, 17:08h

Si hubiera que elegir el montaje más relevante de la escena española de estos últimos años, probablemente ‘La función por hacer’ -una obra basada en ‘Seis personajes en busca de autor’, de Luigi Pirandello-, sería uno de los que más consenso obtendría entre el público. Escrita por Miguel del Arco y Aitor Tejada, ‘La función por hacer’ es la sólida estructura sobre la que se creó la compañía Kamikaze. El resto de los miembros fueron sumándose uno a uno, hasta fundirse con él. Son también Kamikazes los seis protagonistas de ‘La función por hacer’ que ahora han subido al ambigú del primer piso del Teatro Pavón Kamikaze, que no ha podido empezar con mejor pie, como ya dijimos hace solo unos días en la crítica de ‘Idiota’.

El 4 de diciembre de 2009 ‘La función por hacer’ se estrenaba en el Teatro Lara, después de intensos meses de ensayos y de haber rodado con unas pocas funciones en el propio local de la compañía (80 metros cuadrados, sin luz natural, en la calle San Roque, a cuatro pasos del Lara), con amigos y allegados. Después vendrían siete Premios Max en 2011 (entre ellos al mejor espectáculo de teatro, director e interpretaciones de reparto para Raúl Prieto y Manuela Paso) y otros siete premios de la Unión de Actores, una gira potente de la compañía por España y América, nuevos y exitosos montajes (‘Veraneantes’, ‘Misántropo’ y ‘Hamlet’, entre otros) y, lo que es aún mucho más importante, el reconocimiento generalizado del público de que decir Kamikaze es tanto como decir calidad.

Del Arco y Tejada reescribieron el drama que Pirandello (1867-1936) publicara en 1921, reflexionando sobre el teatro y la naturaleza del hombre, pero situando la acción en pleno siglo XXI, después de que los valores morales hayan dado varias piruetas en el aire, y hayan terminado por desconcertar a propios y a extraños. Pirandello, como Del Arco y Tejada, no muestran ningún entusiasmo por ninguno de los sistemas morales, políticos o religiosos establecidos. Sus personajes encuentran la realidad solo por sí mismos y, al hacerlo, descubren que ellos mismos son fenómenos inestables e inexplicables.

Parece que el público asiste al comienzo de una función más. Una pareja (Miriam Montilla y Cristóbal Suárez) sube escaleras arriba desde el hall del teatro, jugueteando, riendo y bromeando entre beso y beso, hasta que él le acaba descubriendo a ella un retrato que esta no recibe con mucho agrado, sino todo lo contrario. En plena y desternillante discusión de pareja, aparecen cuatro personas entre el público (Israel Elejalde, Teresa Hurtado de Ory, Manuela Paso y Raúl Prieto), y se quedan inmóviles observando a los actores. A partir de ahí, unos y otros confunden sus papeles, Se mueven entre el público, se rozan y se confunden con él, gritan, lloran, ríen, se desesperan, se burlan, se atacan, se defienden, se aman, se odian, se envidian, se desprecian… Y todo en medio de una obra con tintes al mismo tiempo de drama, de comedia y de tragedia, que embarcan al espectador en un viaje de pasiones intensas, de vida cercana y de humor a raudales teñido de ironía y de sarcasmo…


Absurdo

Ciertamente, el humor de ‘La función por hacer’ es macabro y desconcertante. Las sonrisas que despierta el montaje proceden de las situaciones embarazosas y, a veces, también amargas en las que se ven envueltos los personajes y el autor o autores de la función. Al final, después de construir entre los seis toda una tesis sobre los límites de la libertad de autor y personajes, lo que sobresale son los aspectos absurdos de la existencia humana. Aspectos que Pirandello desarrolla en su obra y que Del Arco y Tejada aún pronuncian más en su versión.

La carga dramática de las palabras escritas por Del Arco y Tejada es fascinante: “… Cada noche nosotros creemos que somos uno, pero somos muchos, con almas diversas…”, “… Cada uno interpreta el papel que le han asignado en la vida”, “… Los hechos son tan maleables como la memoria”. Otras veces la tragedia se repliega en unos momentos de silencio en los que el espectador se ve envuelto para vivir las mismas y procelosas sensaciones y sentimientos de los personajes.

Ser Kamikaze es una forma de ver la vida, de ver el teatro y ‘La función por hacer’ fue el inicio de esa aventura, de ese viaje colectivo que, no solo no ha terminado, sino que es ahora cuando realmente comienza a caminar a velocidad de crucero. Supuso el germen de una compañía estable de teatro, algo que nadie se atreve ni a soñar en estos tiempos de zozobra y de incertidumbre.

Nótese que, hasta el momento, no he dicho ni una sola palabra sobre los seis protagonistas sobre el escenario en ‘La función por hacer’. En el grupo no puede resaltarse a ninguno, sencillamente porque todos realizan un trabajo magnífico, aportando día a día matices y vida desde la palabra o desde el silencio. La lección de trabajo colectivo, de compañía de reparto sin fisuras, divismos ni disonancias es ya lo suficientemente prolongada como para poder decir sin ambages que este es un hecho consolidado del que esperamos muchas otras propuestas teatrales llenas de placer y de gloria. El germen no puede ser mejor porque desde aquel 2009 hasta aquí, la familia Kamikaze se ha consolidado, estabilizado y ampliado. Porque ahora son muchos los espectadores que se consideran parte de ella en esta nueva aventura del Pavón Kamikaze. Y productores y directores, encantados, claro está, alimentan esa sensación presentando y presentándose, antes de cada función, para dar la bienvenida al público e invitarlo a volver, empeñados, como están, en que allí no suene ni por equivocación un móvil en mitad de la función.




‘La función por hacer’(Versión libre deSeis personajes en buscade autor,de Luigi Pirandello)

Autoría: Miguel del Arco y Aitor Tejada

Dirección: Miguel del Arco

Intérpretes: Israel Elejalde, Teresa Hurtado de Ory, Nuria García/Miriam Montilla, Manuela Paso, Daniel Pérez Prada/ Raúl Prieto y Cristóbal Suárez

Diseño de Sonido: Sandra de Vicente

Diseño de Iluminación: Juanjo Llorens

Atrezzo: J.L. Gallardo

Diseño Gráfico: Ascensión Biosca

Producción Ejecutiva: Aitor Tejada

Una producción de Kamikaze Producciones

Teatro Pavón Kamikaze, Madrid

Hasta el 28 de septiembre de 2016 (está prevista volver a programarse a partir de noviembre)

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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