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Lectura dramatizada de 'La trucha': pasa la vida
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Lectura dramatizada de 'La trucha': pasa la vida

lunes 08 de abril de 2024, 13:44h

Desde el pasado 9 de marzo hasta el domingo 7 de abril, la Nave 10 de Matadero Madrid ha acogido durante sábados y domingos consecutivos varias piezas de la nueva dramaturgia francófona (Francia y Canadá), a través de la cual han hablado algunas de las voces más jóvenes e interesantes del actual panorama teatral en lengua francesa. El ciclo ha sido organizado conjuntamente por Naves del Español en Matadero y el Institut Français de España.

Las diversas y variadas propuestas están llenas de humor, drama, misterio y temas sociales de actualidad. Han sido las siguientes: Durante un tiempo sé poco, de Laurène Marx (9 y 10 de marzo), Fanny de Rébecca Déraspe (16 y 17 de marzo), Zoé (Y ahora los vivos) de Théo Askolovitch (23 y 24 de marzo), y, por último, ‘La trucha’, de Baptiste Amann, dirigida por Paula Amor. Es únicamente de ésta última de la que podemos hablar porque acudimos a esa lectura el pasado sábado, 6 de abril.

Paula Amor ha congregado en torno a una mesa familiar a ocho actores (cinco mujeres y tres hombres), que habitan a otros tantos personajes. Son Lorena Antequera, Juana Cordero, Lorena López, Marta Matute, Paula Mira, Manuel Morón, Manuel Pico y Luis Sorolla. Un matrimonio en torno a la sesentena (encarnados por Juana Cordero y Manuel Morón) congrega a sus tres hijas y sus parejas respectivas para celebrar el cumpleaños del padre. La pareja acaba de mudarse a vivir en un pequeño pueblo en dónde ha abierto una panadería ecológica para tratar de acercarse con mayor tranquilidad y sosiego personal a la edad de la jubilación. La madre ha preparado ternera en salsa, pero una de sus hijas, la mediana -vegetariana sui géneris-, que sólo come frutas y verduras, huevos, pescado y leche, se ha traído una trucha que acaba de comprar para no romper… digamos su coherencia alimentaria.

No es el único elemento de discordancia entre padres, hijas y sus respectivas parejas. Dos de ellas tienen una única hija y las instalan en sendas habitaciones de la planta de arriba después de plantar sus respectivos interfonos para detectar si lloran porque algo pasa. Y sí, llora primero un bebé, luego el otro y los jóvenes padres no levantan el trasero para ver qué pasa. Los abuelos están crecientemente incómodos. Incomodidad que aún se hace más patente a medida que va pasando el tiempo y el alcohol en sangre sigue incrementándose en los seis invitados, al tiempo que arrecian las críticas contra los mayores, siempre metódicos y previsibles, lo cual molesta sobre todo a la hija menor, fotógrafa, y a su reciente novia, farmacéutica.

La tensión llega a su zénit cuando el padre acaba por comunicar a sus hijas y parejas la verdadera razón que ha movido a los padres para juntarlos allí: le han detectado un cáncer de huesos que le asegura muy poca vida por delante y, además, con sufrimiento cada vez más intenso y doloroso. Ni siquiera esa circunstancia sirve para aplacar las incomprensiones, las aceradas críticas, la falta de empatía de las hijas hacia sus padres. “Experimentar la libertad es experimentar la soledad”, acaba por espetarle el padre a su hija menor, pretendida triunfadora porque viaja permanentemente de acá para allá y no duerme más de dos o tres días en la misma cama…

El drama es un desalentador retrato del constante enfrentamiento de las nuevas generaciones frente a sus padres y abuelos, a los que miran como auténticos dinosaurios, sin pararse a pensar ni un momento siquiera en que lo que ellos son ahora se lo deben, en buena parte, a sus padres y abuelos. Al final, todo es un diálogo de sordos en el que sólo una parte ejerce la virtud de la paciencia para que, al final, nada cambie.

Todos los actores transmiten verdad a sus palabras al tiempo que se alternan en la lectura de las acotaciones del texto dramático, y el resultado final es una pieza corrosiva y más que interesante cuya puesta en escena nos gustaría que pudiera materializarse en cualquier escenario en próximas temporadas.

La trucha

Autor: Baptiste Amann

Dirección: Paula Amor

Con: Lorena Antequera, Juana Cordero, Lorena López, Marta Matute, Paula Mira, Manuel Morón, Manuel Pico y Luis Sorolla

Traducción: Coto Adánez

Diseño de escenografía: Leonora Lax

Diseño de iluminación: Irene Cantero

Diseño de vestuario: Antiel Jiménez

Diseño de espacio sonoro: Cristina Manuela

Naves del Matadero, Madrid

6 y 7 de abril de 2024

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