Estamos ante un nuevo ejemplo del mejor teatro documental. Ese que alude a hechos y acontecimientos conocidos pero inconexos que, de pronto, se transforman en un todo orgánico y luminoso que, como un rompecabezas que acaba por resolverse, dibuja un nuevo panorama que adquiere una nueva dimensión. Hablo del último estreno del Centro Dramático Nacional, ‘Shock (el cóndor y el puma)’, un monumental montaje de Andrés Lima (Madrid, 1961), en el Teatro Valle-Inclán que nadie debiera dejar de ver porque constituye todo un modelo de cómo llevar a escena de forma lúcida e inteligente una historia reciente, conocida, que nos atañe a todos, y poniendo al espectador, no ya en primera fila, sino formando parte activa y pasiva de ella al mismo tiempo.
Escrita a ocho manos -las de los dramaturgos Albert Boronat, Andrés Lima, Juan Cavestany y Juan Mayorga-, la pieza de teatro documental está inspirada en La doctrina del shock, de la periodista canadiense Naomi Klein quien, en su libro, relaciona las investigaciones psiquiátricas de Donald Hebb y Ewen Cameron en los años 50 con las teorías ultraliberales de la Escuela Económica de Chicago, liderada por Milton Friedman, para instalar el capitalismo en todo el mundo, y que se empezó a aplicar políticamente en los golpes de estado de Chile y Argentina en los años 70 del siglo pasado.
En el montaje se funden los planes de estado urdidos entre Nixon y Kissinger; el ingenuo ofrecimiento de Elvis Presley a su presidente para colaborar en la extensión del nacionalismo norteamericano por el mundo; las ejecuciones llevadas a cabo desde el Estadio Nacional de Chile; el mundial de Argentina 78 y, paralelamente, la hiperactividad de la Junta secuestrando, torturando y matando en la Escuela de la Armada a miles y miles de argentinos, y la visita de Margaret Thatcher a Augusto Pinochet en Londres, en 1999, cuando la Dama de Hierro presentó al dictador chileno ante los micrófonos de la BBC como el “hombre bueno que trajo la democracia a Chile”.
Seis magníficos actores se mueven como pez en el agua en medio del círculo giratorio, a modo de ágora, constituido en epicentro de la historia que se narra, interpretando entre todos a más de 40 personajes. Son los soberbios Ernesto Alterio (memorable su interpretación del General Videla), Ramón Barea, Natalia Hernández, María Morales (desternillante, genial, su Margaret Thatcher, que la consagran una vez más como una de las grandes de nuestra escena), Paco Ochoa y Juan Vinuesa (memorables también su Kissinger y el traductor/intérprete de la Thatcher).
El ágora, junto a cuatro grandes pantallas laterales, preside la escenografía del montaje, que ha sido diseñada por Beatriz San Juan. La iluminación es verdaderamente espectacular y la firma Pedro Yagüe; el espacio sonoro es fantástico (las pasadas de los aviones, las bombas…, adquieren un realismo total), es de Jaume Manresa y la videoescena de Miquel Àngel Raió emociona y conmociona a la vez.
El espectáculo que Lima ha conseguido ahormar es verdaderamente emocionante y ejemplar. Este es, sin duda, uno de los montajes de la temporada porque todos los elementos dramatúrgicos brillan tanto por separado como considerados en su conjunto, que es lo que verdaderamente importa en cada nueva propuesta. Me quito el sombrero ante tanta belleza y tanta emoción. Tres horas de espectáculo que parecen transcurrir en apenas cinco minutos. Imprescindible.
‘Shock (el cóndor y el puma)’
Autoría: Albert Boronat, Andrés Lima, Juan Cavestany y Juan Mayorga
Dirección: Andrés Lima
Intérpretes: Ernesto Alterio, Ramón Barea, Natalia Hernández, María Morales, Paco Ochoa y Juan Vinuesa
Escenografía y Vestuario: Beatriz San Juan
Iluminación: Pedro Yagüe
Sonido: Jaume Manresa
Videoescena: Miquel Àngel Raió
Caracterización: Cècile Kretschmar
Ayudante de dirección: Laura Ortega
Fotografía: marcosGpunto
Diseño de cartel: Javier Jaén
Teatro Valle-Inclán, Madrid
Hasta el 9 de junio de 2019