San Isidro: oreja a ley para un Leo Valadez que pide paso

Y es que Valadez, que ya se llevó un trofeo en su confirmación de alternativa el año pasado, volvió a mostrarse como un torero vistoso adornado con conocimiento de los terrenos, dominio del temple y la ligazón en sus labores con la pañosa. Y, claro, un conjunto diverso de espectaculares suertes con el percal -tan habitual en sus paisanos- que mostró a lo largo del festejo interviniendo en todos los quites posibles. Al primero de Leal luciendo hermosas chicuelinas rematadas con una revolera, en su tercero con medidísimas zapopinas, en el otro del francés con llamativos faroles.

Las zapopinas las repitió en el segundo suyo con el añadido de rematarlas con una especie de molinete que levantaron al público de sus asientos. Tanto el coletudo como la gente se las prometían felices de cara a lo que podía venir con la muleta, pero el burel se rajó y sólo quería morirse. Momento que aprovechó Rosco para dictar sentencia y Valadez para volcarse de nuevo en el morrillo y darle al animal lo que pedía: la muerte.

Al menos el del triunfo, al que recibió con doblones por bajo rodilla en tierra, le permitió series por ambos pitones, mejores en redondo, con templanza, colocación y clasicismo finalizando de hinojos con arriesgadas manoletinas antes de cerrar la buena actuación con un estoconazo a ley, saliendo volteado, el mejor hasta ahora del abono, que ya de por sí valía la oreja.. Es verdad, a Valadez no sólo hay que repetirlo en Madrid, sino darle más sitio en el resto de plazas y ferias.

Es de suponer que sus compañeros, también modestos y buscando el meritaje en Las Ventas para ganarse contratos, no se irán satisfechos de lo logrado. De Torres, que dio la cara con el que abrió festejo y se empeñó en torearlo por el pitón derecho, el mismo con el que el bicorne le había avisado de salida. El linarense fue volteado en varias ocasiones -la primera ya con el capote- librándose de milagro de la cornada, y aún así dejó algunos muletazos estimables, aparte del derroche de testosterona en una faena lógicamente irregular por la paliza que llevaba en el cuerpo.

Quizás dolorido no fue capaz de repetir con el otro, un animalote noble -con el que se lucieron en banderillas Curro Javier, también magnífico en la brega del primero, y José Antonio Prestel- como todos pero que tiraba hachazos a la salida de los muletazos que por esta razón se convertían en banderazos. Claro que peor estuvo Juan Leal, igualmente dispuesto y valeroso con su lote, sobre todo con su segundo, que el francés desperdició con un toreo despegado y vulgar que vale para cortar orejas en muchos cosos, pero no en Las Ventas. Su otro enemigo, el más descastado del encierro -con el que se lució el picador Alberto Sandoval-, no le permitió más que justificarse

FICHA

Toros de FUENTE YMBRO, de excelente presencia, cuajados, ofensivos, cumplidores en los caballos pero descastados aunque nobles. ADRIÁN DE TORRES: vuelta tras aviso; silencio tras aviso. JUAN LEAL: silencio; slencio tras aviso. LEO VALADEZ: oreja; palmas. Plaza de Las Ventas, 21 de mayo, 11ª de feria. Tres cuartos de entrada (18.067 espectadores, según la empresa)