Lo malo a la hora de afrontar un nuevo disco de Paul McCartney es que no es 'cool', lleva desde hace tiempo entre los músicos menos respetados entre la primerísima división, no está loco como Brian Wilson, no le han pegado un tiro como a John Lennon, es asquerosamente rico, con los años (y las operaciones) se va pareciendo más a una anciana que a un Beatle y, para colmo, él mismo afirma que su carrera está llena de "estúpidas canciones de amor". Entonces ¿necesita el mundo otro disco de Paul McCartney?
Por supuesto, Paul McCartney es, posiblemente, el hombre que más y mejores melodías ha compuesto en la historia de la música pop, puede que su carrera en solitario haya resultado menos gratificante de lo que debería y, a veces, se haya perdido en una autocomplacencia insultante. Pero quien niega a McCartney niega el pop, y que los integristas de la pureza y de las raíces se calmen, cualquiera compositor que se precie, de Tom Waits a Bob Dylan, darían su mano izquierda por tener la facilidad melódica del señor McCartney.
Este 'New' le reune con cuatro productores que podrían ser sus hijos, léase Mark Ronson (Amy Winehouse), Paul Epworth (Adele), Ethan Johns (Kings of Leon) y Giles Martin, que no es su hijo pero sí lo es del legendario productor de los Beatles, George Martin. L intención es clara: dar una capa de modernidad a unas canciones que suenan a un McCartney revitalizado. Cada uno de ellos aporta cosas pero da la impresión de que el disco se hubiese beneficiado de una única mano detrás de los controles, dándole al disco algo más de unidad
Y es que en 'New' hay, como no iba a ser menos, buenas canciones pero no parece un trabajo finalizado sino una colección de canciones sueltas. Entre las que más destacan se puede nombrar 'Alligator', 'Queenie Eye', lo más pegadizo que ha hecho en años, 'New', un vistazo a la etapa del 'Revolver', 'Early days', donde echa un vistazo a sus años mozos en la letra mientras la música se va por caminos folk, 'Appreciate', la única que suena a algo realmente nuevo, o 'I can bet', que suena más Wings que Beatles. También hay pasos en falso como el inicio con 'Save us', a la que sus guitarras a là Strokes no la salvan de su banalidad, o 'Road', donde se aprecia que la voz de Macca ya no está en sus mejores momentos a los 71 años.
En resumen, 'New' es un buen disco, en el que McCartney vuelve a demostrar que le siguen quedando canciones e ideas dentro, aunque podría ser incluso mejor con una dirección más firme. Puede que no esté a la altura de su mejor obra, pero 'New' vuelve a demostrar que Paul, a pesar de críticos y teorías conspiratorias, no está muerto, como mucho, está de parranda.
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