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Anatomía del desamor ('Amorodioamor')

Anatomía del desamor ('Amorodioamor')

martes 08 de marzo de 2016, 10:26h

“Mamarracho, feo, peludo, egoísta, amargado, rastrero, hijo de puta… ¡que se entere todo el mundo con quien he perdido los diez últimos años de mi vida! “Degollador de amor, ladrón, feo, falso, peludo, hipócrita…” Esta serie de adjetivos -alguno por partida doble…- son los que le salen de las entrañas y dedica a alguien una joven absolutamente desesperada, en medio de la noche. Es Greta, (azafata en el AVE), que se ha pasado los diez últimos años de su vida al lado de Albert (periodista), viendo películas del oeste que no le gustan nada y comiendo kiwis que tampoco le gustan. Odia con toda su alma los trenes de alta velocidad. Lo que le gusta es bailar. Suena ‘Let’s twist again’ de Chubby Checker y en la pantalla del fondo del escenario aparecen bailarines con los que ella baila a su son.

Así, con esa fuerza verbal y plástica, comienza ‘Amorodioamor’, el montaje que estos días sube al escenario de la madrileña Sala Cuarta Pared, surgido de la pluma de María Miguel, que es también la actriz que encarna a Greta. Probablemente, la mejor de las formas posibles de comenzar un monólogo después de haber asistido a otro, ‘El testamento de María’, cuidadísimo hasta el extremo y en todos los aspectos dramatúrgicos. Cuando salí de él y durante 48 horas estaba convencido de que no encontraría más monólogos que consiguieran captar nunca más mi atención. Me equivocaba. Afortunadamente me equivocaba, y con el primero al que asistía después de aquel, este ‘Amorodioamor’, porque tiene dos ingredientes infalibles: un texto estupendo y una actriz que se deja la piel sobre el escenario, María Miguel.

Hay montajes a los que es mejor acudir desconociendo absolutamente el texto del que parten. Otros, por el contrario -y este es también el caso de ‘Amorodioamor’- crecen más aún cuanto más sepas del texto o de la historia que cuentan porque puedes dirigir la atención a todos los demás aspectos del montaje. Aquí, además de una idea y un texto con mucha fuerza, hay una dirección muy potente de Coralia Ríos, y un equipo artístico poco común, que va desde una puesta en escena, apoyada en variados audiovisuales, muy pensados que firma Iván Arroyo; una iluminación sutil, poética, de Jesús Almendro (todavía no he olvidado la luz, también suya, de ‘Cuando deje de llover’); el espacio sonoro de Iñaki Rubio, la fotografía fija de Antonio Martínez o el vestuario de Berta Grasset y Esther Noriega.

Emociones a raudales

Todo sucede en un espacio cerrado, una habitación que la imaginación y el poder evocador de la palabra de María Miguel transforma en un tren, el salón de la casa de sus padres, la habitación de un hotel de Zaragoza donde tuvo el orgasmo más intenso y duradero de su vida un 25 de diciembre de 2005, una discoteca… Allí, mientras el público se va acomodando, está Greta, en albornoz, sentada sobre un melón en medio del escenario. A su alrededor hay también seis sillas que muy pronto ocuparán cinco espectadores que la propia actriz sacará al escenario para que sean sus cómplices más cercanos durante la función. Pero tampoco se salva el resto de los espectadores que, si quieren, podrán contestar a algunas preguntas que hace Greta: “¿Se puede vivir sin amor? (“… Sin el amor de tus padres, no”, se responde a sí misma). “¿Qué es para ti el amor?” Y los espectadores recogen el guante y responden desinhibidos: “magia,… todo lo que da sentido a la vida…, pasión…, la alegría de vivir…, como unas gafas que te hacen ver de otro color la vida...”.

La cuarta pared se rompe mucho antes de comenzar a hablar Greta y a todos afecta cuanto sucede en escena rememorando algunos momentos vividos por ella y Albert en fines de semana, más o menos extensos, y como su relación se ha ido deteriorando hasta convertirse en ese odio que rememora un amor, o ese amor que ha derivado en odio, que de todo un poco tiene ese ‘Amorodioamor’ de María Miguel.

“Amor es...-dice Greta- cuando alguien te regala un poema. Pero no un poema de Benjamín Prado que tenía Albert en el ordenador”… “Omitir no es mentir", le decía Albert, a lo que Greta volvía a responderle “… Las comillas, Albert, las comillas”, o lo que es lo mismo, que las verdades a medias son, a veces, más mentiras que las propias mentiras.

Maravillosos, deslumbrantes y dolorosos trozos de vida, de una relación que va descendiendo en picado y a la que no queda más remedio que acostumbrarse. Y, en medio, no deja de sonar el buzón de voz del teléfono, con mensajes de la madre (voz en off de Pilar Gómez) o tía (voz en off de Consuelo Trujillo) de Greta preguntando por el melón que le había regalado, como cada fin de año, y que su sobrina acaba estampando contra la pared, y del propio Albert (voz en off de Joan Estrader)… Pero Greta, aunque escucha, no responde a ninguna.

Una canción francesa lo expresa con verdadera lucidez: “Con el tiempo todo se acaba, olvidemos su mirada, su sonrisa… Con el tiempo todo sobra, ¿entonces con el tiempo no se vuelve a amar...?”.

‘Amorodioamor’

Idea y Creación: María Miguel

Dirección: Coralia Ríos

Texto e Interpretación: María Miguel

Asesor de dramaturgia: Juanma Romero

Compañía La Romería Producciones

Sala Cuarta Pared (Madrid)

Hasta el 12 de marzo

Teaser y entrevista:

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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