Según explica un estudio publicado en la prestigiosa revista 'Nature', las imágenes sísmicas del interior de la Tierra han revelado 2 anomalías del tamaño de un continente con bajas velocidades sísmicas.
Este descubrimiento se podría interpretar como heterogeneidades intrínsecamente densas que son composicionalmente distintas del manto circundante. Más sencillo de entender: se han encontrado "reliquias" enterradas de material del manto de un planeta llamado Theia (TMM) que se conservó en el manto de la Tierra después del impacto gigante que formó la Luna.
La formación de la Luna se cree que ocurrió hace aproximadamente 4.500 millones de años, poco después de la formación de la Tierra. La teoría más aceptada es la del "impacto gigante". Según esta teoría, un objeto del tamaño de Marte chocó con la Tierra primitiva. El impacto liberó una gran cantidad de energía y material que se unió en órbita alrededor de la Tierra. Con el tiempo, este material se condensó y formó la Luna.
El manto de la Tierra es una capa de la estructura interna que se encuentra debajo de la corteza terrestre y encima del núcleo. Se extiende desde aproximadamente 30 kilómetros debajo de los océanos hasta unos 2.900 kilómetros de profundidad hacia el núcleo. El manto está compuesto principalmente de rocas ígneas y minerales como el silicato de hierro y magnesio. Esta región es crucial para la dinámica de la Tierra, ya que convectivas de material caliente en el manto causan la deriva continental, la formación de montañas, terremotos y la actividad volcánica, desempeñando un papel fundamental en la geología y la evolución del planeta.
El planeta encontrado: Theia
Las simulaciones de impacto gigante muestran que una fracción del planeta Theia podría haber quedado dentro del sólido manto inferior de la Tierra. Ese otro manto es algo más denso que el manto de la Tierra. Se cree que se acumuló en pilas termoquímicas sobre el núcleo de la Tierra y que ha sobrevivido hasta el día de hoy.
No se descarta que también pueden existir heterogeneidades similares en el manto causadas por impactos en el interior de otros cuerpos planetarios.
El estudio se ha coordinado desde Estados Unidos, China y Reino Unido y lo ha realizado un equipo científico multidisciplinar. En dicho estudio se habla en realidad de la "proto-Tierra", no de La Tierra, que es como se conoce al precursor de nuestro actual planeta, que era de menor tamaño y que se considera que tiene 5.000 millones de años de antigüedad.
Ese precursor de la actual Tierra se suele conocer como Gaia, por lo que el planeta en que vivimos sería en parte una suma entre Gaia y Theia, y probablemente algún resto planetario más.
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