La Reserva Federal de Estados Unidos se encuentra en el centro del debate político y económico tras las recientes declaraciones del presidente del país y del secretario del Tesoro, quienes han vuelto a cuestionar abiertamente la gestión del presidente del banco central. Las críticas no se limitan al liderazgo actual, sino que apuntan también a una revisión profunda de la estructura operativa de la institución. Este posible rediseño institucional, más allá de un relevo puntual, podría alterar la manera en que se evalúan los riesgos macroeconómicos y se comunica la política monetaria, lo que representa un factor de incertidumbre adicional para los mercados. Aunque cualquier modificación estructural requeriría aprobación legislativa, el solo planteamiento de la idea ya erosiona la percepción de independencia del banco central.
En la eurozona, la atención se concentra en la reunión del BCE prevista para mañana jueves, donde se espera una pausa en el ciclo de recortes iniciado meses atrás. Las autoridades monetarias enfrentan un contexto complejo, marcado por la reciente apreciación del euro, el repunte de la incertidumbre comercial y una inflación que sigue moderándose. Aunque es previsible que el tipo de interés se mantenga en el 2,15%, el foco estará en las señales que pueda ofrecer el banco sobre su postura futura. Con múltiples factores de riesgo aún presentes, las decisiones posteriores dependerán de la evolución del entorno macroeconómico y geopolítico en los próximos meses.