Las tensiones comerciales y la incertidumbre económica continúan capitalizando la atención de los mercados, a lo que se suma una guerra dialéctica. Ayer por la mañana Estados Unidos anunció que duplicaría los aranceles sobre el acero y el aluminio provenientes de Canadá, elevándolos al 50%.
Esta medida era una respuesta a la decisión adoptada el lunes por la provincia canadiense de Ontario de incrementar en un 25% el precio de la electricidad que suministra a Estados Unidos. Ahora Canadá ha dado marcha atrás, y posteriormente, desde la administración estadounidense se informó que finalmente no se duplicarán los aranceles al acero y al aluminio. La escalada de tensiones comerciales está teniendo un impacto en los mercados financieros, con un dólar que se deprecia, una fuerte caída en los principales índices bursátiles estadounidenses y una disminución en la rentabilidad de los bonos del Tesoro norteamericano. En el caso del bono a 10 años, la rentabilidad ha caído cerca de 60 puntos básicos desde mediados de enero, situándose en torno al 4,20%, reflejo de la creciente percepción de que la desaceleración económica en Estados Unidos podría ser mayor de lo previsto.
Por otro lado, la Reserva Federal norteamericana mantiene su postura de cautela ante la persistente inflación. Los últimos datos muestran que la inflación en EE.UU. superó las expectativas, alcanzando un 3% interanual en enero. Esta evolución refuerza la idea de que la Fed mantendrá los tipos en el 4,50% en la reunión de la próxima semana.