Hoy se reúne el BCE y a buen seguro sus miembros no esperaban que la salud del sector bancario europeo entrara en la agenda. Pero va a ser inevitable después de que las acciones del banco suizo Credit Suisse cayeran ayer a un nuevo mínimo histórico, después de que su mayor inversor dijera que no podía proporcionarle más ayuda financiera, prolongando así los días de agitación en los mercados que han seguido a la quiebra de Silicon Valley Bank y Signature Bank en EE.UU.
La inestabilidad generada ha suscitado dudas sobre si el BCE subirá 50 pb, como estaba previsto. No obstante, el riesgo de que suba 25 pb o nada es bajo, ya que de hacerlo enviaría una señal muy negativa al mercado. Lo que si puede hacer es comunicar medidas de apoyo y las líneas de respaldo que podría poner en marcha para asegurarse de que los bancos tienen suficiente acceso a la liquidez en cualquier momento. Por lo pronto, lo que ya hizo ayer el BCE es ponerse en contacto con los bancos bajo su vigilancia para preguntarles sobre su exposición al banco suizo. También el Tesoro de Estados Unidos está supervisando la situación de Credit Suisse y está en contacto con sus homólogos mundiales, tal y como ayer anunció un portavoz del Tesoro.
A última hora de la tarde, el regulador financiero suizo y el Banco Nacional Suizo afirmaron en un comunicado conjunto que el banco central proporcionaría liquidez a Credit Suisse si fuera necesario, señalando que "cumple los requisitos de capital y liquidez impuestos a los bancos de importancia sistémica".
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