La polifacética Esperanza Pedreño vuelve con 'Coneja', su creación más personal

Más mucho más que 'la Cañizares' de Cámara Café, más mucho más que la multitud de personajes de todo tipo y condiciones a los que ha dado vida en teatro, televisión y cine -con los que ha ganado diversos premios- la extraordinaria actriz que es Esperanza Pedreño. Porque ahora vuelve a las tablas con su proyecto más personal y polifacético, ya que además de intérprete, es la responsable del texto, la dirección y hasta la producción de 'Coneja. Trilogía de la desaparición'. Se trata de una especie de payasada surrealista, con la Pedreño en estado puro, que podremos disfrutar en principio todos los miércoles de este mes de julio en el Teatro Alfil. Una cita imprescindible.

El afortunado regreso a las tablas de Esperanza Pedreño -toda una excelente noticia en la cartelera- lo hace, además, en ese terreno que domina a la perfección: el humor, como quizás no podía ser de otra manera. Un humor, por cierto, no reñido con la crudeza de un relato que dispara directo tanto a la realidad como al surrealismo, esa parte del humor tan propia de su tierra albacetense. En ambos lugares, por cierto, la actriz se mueve muy bien.

Por eso puede decirse que 'Coneja. Trilogía de la desaparición' es la Pedreño en estado puro. Sí, eso que se dice tanto ahora y que muchas veces no es para tanto... No sé de qué puro me habla, ni quién en qué estado... 'Coneja, primera parte de Trilogía de la desaparición' es una payasada que gira en torno a los sueños rotos.

Con la clara intención de ofrecer un disparate surrealista que trata de manera subversiva los conflictos internos que surgen durante el embarazo, la conciliación y en la educación de los hijos. Un monólogo con auténtico gancho escrito por una rebelde que se atreve a poner el dedo en la llaga de las cosas que nadie te cuenta y que te hará reflexionar sobre el desplazamiento al que se ve abocada la mujer una vez que se convierte en madre.

'Coneja. Trilogía de la desaparición', escrita, dirigida, interpretada, y hasta casi digerida y ahora a servicio del público, por Esperanza Pedreño es teatro, y ella misma, en estado puro por todo esto que se cuenta. Sin más. Si resultó genial en la también complejísima 'Mi relación con la comida', de Angélica Liddell, y parecía que la obra era suya desde el primer momento, ahora Esperanza Pedreño se lanza a las tablas en lo que es todo un triple salto... vital.

Los sueños rotos de una mujer covertida en madre

Porque se la juega desde la escritura, dirección y producción y es que la albaceteña siempre actúa, vive y juega en serio. Por eso, nadie en su sano juicio debería perderse esta su creación en la que es todas la mujeres y ella misma en esta historia de humor dramático desde un lugar en el que habitó el amor. Es humor sin demagogia en el que no hay oportunismo porque es el relato de la vida misma, contado agarrada a una varita mágica en la que el surrealismo es la viva expresión de la realidad.

El argumento de esta payasada que gira en torno a los sueños rotos, con la clara intención de ofrecer un disparate surrealista, trata de manera subversiva los conflictos internos que surgen durante el embarazo, la conciliación y en la educación de los hijos. Un monólogo con auténtico gancho escrito por una rebelde que se atreve a poner el dedo en la llaga de las cosas que nadie cuenta y que hará reflexionar sobre el desplazamiento al que se ve abocada la mujer una vez que se convierte en madre.

Lo dicho/escrito: una cita imprescindible con el mejor teatro.