Segunda vuelta de las elecciones legislativas en Francia donde Macron se juega la absoluta

Francia vota hoy en la segunda vuelta de sus elecciones legislativas en la que el actual presidente, Emmanuel Macron, podría perder la mayoría absoluta de la que dispone en la Asamblea Nacional. El líder galo dispone ahora de 350 escaños en la cámara, por lo que gobierna con facilidad, pero los sondeos le dan ahora un máximo de 305, por lo que podría tener dificultades para gobernar de manera cómoda.

Es un líder acostumbrado a gobernar en solitario, pero si se cumplen las encuestas y la Asamblea queda más fragmentada, el mandatario se vería obligado a tener que llegar a pactos para poder sacar adelante sus políticas.

Desde su llegada al poder en 2017 ha tenido que lidiar con diferentes complicaciones: protestas sociales, la pandemia de coronavirus, la reciente guerra de Ucrania....pese a todo revalidó su victoria en las últimas presidenciales, que le enfrentaron de nuevo en la segunda vuelta a la ultraderechista Marine Le Pen.

Ahora, la disputa le llega desde la izquierda, pues es la coalición NUPES, liderada por Jean Luc Mélenchon, quien podría arrebatarle multitud de votos y complicar que obtenga los 289 escaños necesarios para revalidar su mayoría absoluta.

3 escenarios posibles para Macron

En la primera vuelta, celebrada el pasado domingo, las listas del presidente y de Melenchon quedaron igualadas, por lo que los del izquierdista han salido muy reforzados para esta segunda vuelta. Eso sí, cabe destacar que la abstención el pasado domingo se situó en el 52,49%, todo un récord en el país y que amenaza de nuevo en esta jornada.

Macron tiene ante sí 3 escenarios posibles: lograr los 289 diputados que necesita para la mayoría absoluta, lograr una mayoría relativa que le obligue a llegar a acuerdos o pactos con sus contrincantes o que pierda más apoyos y Mélenchon logre obtener más escaños.

Aunque consiga finalmente esos 289 escaños que le aúpen a la absoluta, los expertos políticos coinciden en que no va a tener una situación de gobernabilidad tan cómoda como la que tuvo al llegar al poder en 2017. Unos datos que confirmarían el cambio en la sociedad francesa, en la que casi un 60% se mostraba satisfecha con el actual presidente en 2017 y ahora ese porcentaje ha bajado hasta el 39%.